domingo, 31 de enero de 2010

Repaso al 2009.


Artículo estracto del publicado en la web de Cinecutre.

Termina un año cargadito de testosterona, de blockbusters y de tremendos estrenos pero sobretodo el año en que definitivamente las compañías han echado el resto por la promoción en Internet. No ha habido un día –ni lo habrá en adelante, me temo- sin un nuevo tráiler, la última imagen y las declaraciones más oportunas. De eso me llevo el recuerdo más intenso de este 2009, de que el cine ahora es mucho más que cine y que las películas se empiezan a vivir antes y se terminan mucho después.

En algunos casos, incluso, es más intenso y tiene más tirón el debate previo y posterior en el ciberespacio que las dos horitas frente a la pantalla.

Desde mi punto de vista no ha sido un año precisamente espectacular en cuanto a estrenos. A priori sí, tal vez, con grandes nombres y mucho bombo y platillo. Pero a la hora de la verdad la mitad de las películas más esperadas han estado por debajo de las expectativas o directamente han sido una castaña. Se me han escapado algunas, a veces por prescripción médica (Luna Nueva, Spanish Movie), otras por mala suerte ([REC]2). Aquí va mi repaso.


Lo mejor del 2009.

Up, sin duda. Una película de Pixar que comienza poniéndonos la piel de gallina. Media hora inicial desoladora, un dramón terrible, imposible no emocionarse con esta tristísima historia, para después lanzar la pinza por la ventana, convertir a ese mismo anciano, por sus cojones, en Indiana Jones y meter hasta perros que hablan. Y lo difícil es hacerlo tan bien que encaje y parezca coherente. Pixar lo consigue de nuevo.

Avatar. Se hizo esperar -12 años-, pero los motivos de la espera están más que justificados. Es imposible pensar que James Cameron hubiera podido realizar un espectáculo semejante sin la tecnología de hoy en día. El uso del 3D, la inimaginable paleta de colores, los escenarios de videojuego… Sí, su trama es sosa y sencilla. Pero tardaremos en ver algo mejor que esto.

Trick ‘r Treat. Con lo difícil que resulta encontrar cine de terror del bueno, y lo mejor que se ha hecho en este género en años va directamente al DVD y pasa desapercibida para el gran público. Trick ‘r Treat es un aterrador cuento de Halloween, una mezcla de historias encadenadas entorno a diferentes leyendas de esa tétrica fecha. Es una película perfecta.

Gran Torino. No termino de entender cómo los sucesivos retrasos de esta obra de arte evitaron que arrasara en los Oscars. En una de las ediciones con más drama social de los últimos años, Gran Torino se hubiera llevado la palma. Una actuación soberbia de Eastwood -¿la última?-, que se regala un papel a medida y borda una película tensa y sublime.

Arrástrame al Infierno. Cuando Sam Raimi se pasó por el forro de los mismísimos la saga de Spiderman haciéndole perder el respeto en ese aborto de tercera parte, pensé que jamás volvería a ver nada suyo. Sin embargo no pude resistirme a su regreso al cine de terror y en Arrástrame al Infierno lo pasé como un enano. Me asusté, me interesé y sobretodo me reí como sólo el maestro del terror gamberro podía conseguir. Igual os parece una castaña pero yo me lo pasé de puta madre.

Pagafantas. Quizá choca encontrarla aquí pero la verdad es que me causó una gran impresión y me reí de lo lindo con esta perla española de la comedia bien hecha. Retrato de una generación, agudo ojo clínico a la hora de meter el dedo en la llaga y unos personajes muy bien escritos con algunos aciertos de guión importantes. Muy buena.



No hablaré mal de ellas.

Terminator Salvation. Evidentemente, no la dirige James Cameron, no estamos en los ochenta y sus actores no rayan la perfección viniendo casi desde el anonimato. No tiene un guión redondo con una trama espacio temporal jamás soñada ni nos deja con la boca abierta en cada secuencia. Pero si te olvidas de todo lo que te gustaría que fuera, Terminador Salvation es un espectáculo palomitero de los de pasar el rato tan ricamente dando saltos en la butaca. Y Worthington se merienda a Bale, lo que también me gusta.

La Huérfana. Dentro de la avalancha de cine de terror con niño que nos hemos tenido que zampar en este 2009 -Exorcismo en Conneticut, Expediente 39, Presencias Extrañas-, la película más discreta de todas es la única que me ha gustado. Lejos de tener que soportar a Renee Oso Hormiguero Zellweger o de recurrir al tópico de “basada en hechos reales”, en La Huérfana encontramos una retorcida historia muy bien llevada, con buenas actuaciones y el punto justo de suspense. Y el descubrimiento de una actriz, la niña, que me cago en la madre que la parió el miedo que da.

La Última Casa a la Izquierda. Es muy raro que un remake me parezca mejor que su predecesor original, sin embargo creo que la nueva casa a la izquierda consigue remendar algunas cagadas de la primera y de paso se enriquece con el punto de vista actual. Me gustó, no da para mucho, pero no está mal.

Star Trek. La nueva película de los hombres del pijama de colores ha conseguido algo interesante, que me la sude igual antes que después de verla. Como no tenía ningún interés previo, tampoco puedo hablar mal de ella. ¿Entretiene? Sí, supongo. Aunque me siento tan ajeno a todo ese universo que no conseguí enganchar con ella en ningún caso. Hubiera preferido más tiempo en pantalla de ese alienígena azul, eso sí.


Esperaba mucho más.

Ángeles y Demonios. A mi parecer el libro es mucho mejor que El Código DaVinci, y por eso, precisamente, la película debería estar más lograda. Sin embargo encontramos un más de lo mismo con el añadido de no saber exprimir siquiera a un Ewan Mcgregor que en lugar de crear un villano impresionante se toma unas vacaciones pagadas en Italia tan ricamente.

Malditos Bastardos. A Hans Landa y poco más se debe que no catalogue este bodrio como una de las peores que he visto este año. No lo es, porque sus escenas más logradas y algunos momentos puntuales conseguían que abriera de vez en cuando los ojos y saliera del sopor. Esas pinceladas de genio del relamido Tarantino no salvaron la película de parecerme una tomadura de pelo, pero tampoco como para no reconocer que algo tiene. ¿Esperabas ver a Brad Pitt matando nazis? ¡Inocente!

Harry Potter y el Misterio del Principe. No porque yo sea un gran fan de la saga esperaba el peliculón del año, de hecho, le tengo bastante tirria al niño mago de los cojones, pero joder, después de trescientas mil entregas no me cuadra este regreso a la nada, al argumento simplón y a la acción con cuentagotas, a la ñoñería y al aburrimiento. Que igual a los quinceañeros les mola, sí, la última de Harry Potter parece más American Pie en la Escuela de Magia que otra cosa. ¿Tendrá algún hechizo para no terminar virgen el instituto?


Desastres, terrible pérdida de tiempo.

X-Men Orígenes: Lobezno. ¿La peor película del año? No se queda lejos, no. No lo es porque tampoco creo que su intención fuera pasar a la historia. Pero qué mala, joder, qué mala.

Underworld: La Rebelión de los Licántropos. Si no supiera que ese pedazo de actor llamado Charlie Sheen es el mismo que cada cierto tiempo se enclaustra en un gimnasio y se pone a hacer el gilipollas entre vampiros y hombres lobo, no me creería que un nominado al Oscar pudiera protagonizar este pedazo de basura, por ser suave.

La Semilla del Mal. Después de que el palmito de Odette Yustman fuese lo único que salvaba Monstruoso, los productores con más chispa se apresuraron a darle su propia peli, a ver si les salía una nueva Megan Fox que encima supiera actuar. Fallaron. Película terrorífica, pero por mala.

Dragonball Evolution. Un par de pelotas del tamaño de un dragón es lo que tuvieron los productores para decidirse a proyectar esto en salas comerciales. Un insulto, una falta de respeto a los fans de la mítica serie y un ataque directo a la inteligencia del resto, como yo, ajenos a la mitología dragonbolera, que no nos podíamos creer la gilipollez que estábamos viendo.

The Spirit. Con esta película llega el momento de decirle a Frank Miller, suavemente, que se vaya a tomar por culo, a burlarse de su mismísima madre y que no se acerque a una cámara de cine en lo que le queda de vida. Lo que más me preocupa es cuántos ceros tenía el cheque que le pusieron sobre la mesa a Samuel L. Jackson por participar en esto. Paz Vega seguro que puso dinero de su bolsillo.

Street Fighter: La Leyenda de Chun-Li. Madre de Dios, ¿la leyenda de qué? Cuando uno lee que van a hacer una película basada en lo que sea, espera ver algo de ese “lo que sea” después reflejado en la pantalla. La Leyenda de Chun-Li no tiene nada que ver con el videojuego en que se basa y sólo acapara el dudoso mérito de hacer que el Street Fighter de Van Damme parezca la polla en verso.

G. I. Joe. Cuando de una película lo mejor son sus pósters promocionales, poco se puede decir. Tanto Sienna Miller como Rachel Nichols están tremendas en esos trajes de cuero. Eso es G.I. Joe. Lo demás es una patata impresentable, un despilfarro de dinero y una gilipollez tremenda.

Transformers: La Venganza de los Caídos: Con Michael Bay tengo la misma impresión que con el reciente Tarantino: que desde que es Dios hace lo que le sale de los cojones. O sea, un mini robot pela patatas intenta zumbarse la pierna de Megan Fox. Esa es la tónica general de este copia y pega de película en la que la protagonista absoluta es el cuerpo de esta actriz y los chistes garrulos y machistas que se hacen a su costa. También hay cámara lenta y primeros planos de chatarra entrechocando violentamente. El resto es una tremenda estupidez.


Debí equivocarme de sala.

Ahora voy a hablar de dos de los peores momentos que he pasado en una sala de cine. Los dos en 2009:

Watchmen. Fui a ver esta película con mi hermano y con muy pocas expectativas. Ninguno habíamos leído el cómic y no esperábamos Batman ni X-Men ni mucho menos. Durante la primera media hora mantuvimos la atención. Bien, gracias Bob Dylan. Al rato empezamos a sentirnos incómodos en la butaca, cambia de posición, busca el apoyabrazos. Al poco ya empezó gente a salirse de la sala. Yo me resistía, pero mi hermano empezó a reírse y me contagió, nos parecía absurdo y ridículo tanta palabrería, tanta gilipollez hiperestirada. Al ver que aquello no terminaba no pude más, quería irme, que hubiera un apagón, por Dios que alguien callara aquella retahíla de bla, bla, blaaaaah! Cuando terminó la película vimos que la sala había quedado casi vacía, y los comentarios de los que salían no eran precisamente como los que leí después en el foro. Me debí equivocar de sala.

Déjame Entrar. Fan del terror desde pequeño, fan de las historias intimistas y del suspense, me aburrí tanto viendo esta pamplina que no consigo entender en qué se apoyan los que la defienden a muerte para decir que es lo mejor del cine europeo y premiarla por todos lados. La medalla al bostezo profundo y la pederastia le daría yo. Pero no existe. La colleja de oro por aburrirme hasta el tuétano y por dejarme con un cabreo de dos pares de cojones.


La Peor película del año.

Jennifer's Body. El que no la haya visto y quiera comprobar lo que digo que no lo haga, que me crea. Jennifer’s Body es al cine lo que un escupitajo en la pared a la decoración de interiores. Un repugnante chiste de culos y tetas en el que nos venden que Megan Fox es la mujer perfecta –a pesar de que en la mayoría de los planos sale desfavorecida y mal maquillada-, sin gracia, sin terror, sin ideas, y que encima insiste en el estereotipo de que todos los jóvenes “guays” sólo piensan en el sexo. Puede ser, sí, pero no me entra que la ganadora de un Oscar Diablo Cody no tenga una manera mejor de explicarlo. Para colmo: ¿alguien encuentra la sutil diferencia entre el comportamiento de la zorra que interpreta Megan Fox antes y después de la maldición?


En definitiva, este es un año en el que he visto medio centenar de películas y apenas una docena de ellas buenas. Tal vez elijo mal, o igual es que se ha estrenado más morralla que de costumbre. Esperemos que el 2010 me haga cambiar de idea pero para mí que ni el cine de las vacas sagradas pasa por sus mejores días.

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jueves, 28 de enero de 2010

Críticas: Una Escapada Perfecta.


En algún lugar del diccionario del responsable del guión de esta aberración de película pone que "giro argumental inesperado" es sinónimo de "tomadura de pelo ofensiva al espectador". El tipo debería haber seguido leyendo porque poco más allá debe poner que "giro argumental inesperado", en el caso de Una Escapada Perfecta, también es sinónimo de "¿tío tú eres tonto o es que no sabes lo que escribes?".

Mientras fregaba los platos acabo de desarrollar la teoría que explica de manera definitiva la cagada argumental que es Una Escapada Perfecta. Estoy convencido de que su guión está escrito por dos personas diferentes, una se ha encargado de la primera hora de película y la segunda del resto. Y entre ellas, además, no se hablan. Vamos, ni se conocen. Sólo así se puede entender la burrada de incoherencia, de sin sentido que resulta ser el giro final, que no es giro, que es una broma, es imposible, es un error, sin duda.




Cuando maestros del guión diseñan giros finales para sorprender al espectador, un recurso tan típico y efectivo en el trhiller de toda la vida, no sólo basta con dejarnos con la boca abierta y sensación de "no me lo esperaba", sino que para que esa frustración funcione lo principal es que ese final tenga sentido.

No nos creeríamos el final de El Sexto Sentido si Bruce Willis se pasara la película hablando con un mogollón de personajes que le devuelvan las conversaciones y las miradas, por ejemplo.


Pero en Una Escapa Perfecta todo el sentido de coherencia se va por el retrete sin ningún tipo de pudor, vamos, se cagan en todos nosotros -y es difícil de explicar sin spoilers- después de tenernos una hora, ¡una hora!, en la que lo único que vemos es el mosqueo de dos personajes que se cruzan con unos y otros sin dejar de sospechar cuál puede ser el asesino. ¡Pero es que hasta lo comentan entre ellos en secreto!


Qué sentido tiene, entonces, toda esa catarata de escenas de cuchicheo, toda la escena del móvil cargando una foto, si no son para disimular ante otros personajes, ¿es que se están engañando a sí mismos? ¿A qué viene que finjan si nadie les ve? ¿Es que sólo se trata de engañarnos a nosotros de la manera más burda y tramposa, más ilegal? ¿Acaso los personajes saben que les estamos mirando?

Se me ocurre, que como en otras ocasiones los actores no supieran hasta el final quién iba a acabar resultando ser el asesino. Sino, es imposible que nadie con dos dedos de frente aceptara participar en una estupidez como ésta.

Como digo, es difícil ser más claro sin reventar la identidad del asesino pero vamos, cualquiera que vea o haya visto Una Escapada Perfecta sabrá de qué le hablo.


Y eso sólo si me refiero al guión en cuanto a la sorpresa final, porque si entro en lo aburrida que es, en lo vacía de contenido y en lo fría, en lo superficial e inverosimil de alguna escena -ese Timothy Olyphant despertando de la inconsciencia con la cabeza abierta y tras sujetársela con una gorra sólo dice "Ahí voy, nena"-, no tendría suficiente espacio para explicar lo mala que es Una Escapada Perfecta.

Salvo a Milla Jovovich, que además de guapa está muy correcta... hasta que al guionista se le sube la María a la cabeza y todo se convierte en una verbena ridícula.

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martes, 26 de enero de 2010

Críticas: Hermandad de Sangre. Ésta sí que debería prohibirla el Ministerio.


He leído en algún lado que Hermandad de Sangre era divertida, incluso que era un slasher decente y que evocaba el espíritu de los clásicos de este género. Bien, después de verla, sólo puedo comentar, que la gente dice unas chorradas impresionantes.

Hermandad de Sangre no podría ser un bodrio más gordo, más ridículo y más vergonzante. Al argumento más manido del cine de Terror -va, se perdona porque no deja de ser un slasher típico y tópico- no hay más remedio que unir un guión ya no infantil sino retrasado, con unas líneas para idiotas y una incoherencia impresentable, con un final tan inverosímil como forzado y unas interpretaciones impagables.

Vamos, que espero que no las hayan pagado.




Si mezclamos Scream con Sé lo que hicistéis el último verano y American Pie nos sale lo mismo que Hermandad de Sangre pero seguro que con más gracia y estilo. Porque una peli de Terror sin Terror, sin una gota de sangre, con una supuesta gracia que no aparece y menos original que la lista de la compra de un jubilado, no es que quiera remitir a los clásicos, es que se burla del espectador.

Tenemos a un puñado de subnormales macizorras, a un paso de graduarse en una de esas fraternidades anacrónicas y estúpidas de los americanos, a las que por algún motivo, sin duda hormonal, ya que neuronas no tienen, se les ocurre gastar una broma a un amigo fingiendo la muerte de una de ellas por su culpa.


Hay que deshacerse del cadáver y qué mejor que trocearla, ahí, estirando la coña. Pero claro, el chiquillo, metido en faena, no se corta un pelo y le ensarta una llave inglesa en el esternón que la la deja tiesa, ahora de verdad, en el acto. Jajaja, qué gracia. Pues ahora os jodéis.

Se deshacen del cadáver en serio -vamos, lo que haríamos todos, pero a quién le importa- y siguen con sus vidas durante un año. Bueno, el chico no, que éste desaparece y no sabemos nada de él para que el ingenioso guión tenga a quién echar el muerto, por sus cojones. Y cuando llega la graduación empieza a palmarla gente con el mismo sistema y con mensajes amenazantes como si la mano vengadora fuera la de la mismísma muerta.

Claro, nosotros, que la hemos visto con quince centímetros de acero perforándole su pecho fiambre, nos lo creemos.


El caso es que por alguna razón la mano vengadora no se las carga a ellas, no, sino a todo quisque que se encuentra en el camino. ¿Por qué? Qué más dá. Más muertes, más sustos. Y cuando les toca el turno a las muchachas, el asesino decide volverse el más torpe y estúpido de repente.

¿Por qué coño le da por matar a este tipo?

Hermandad de Sangre no guarda una sola escena memorable, un solo acierto que salvar antes de tirarla al fuego. No sólo las acciones y reacciones de las estúpidas protagonistas son lo más irracional y descerebrado posible, sino que encima la tensión y el ¿Terror? se ven a cada rato interrumpidos con frases de lo más idiotas, inapropiadas, estupideces baratas y pueriles que no te cabe en la cabeza que alguien haya pensado que vinieran a cuento.


La vergüenza ajena al ver Hermandad de Sangre llega a tal punto que lo mejor es olvidarse de ella, negar haberla visto, y desde luego, no recomendársela a nadie. Eso haré a partir de ahora.

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domingo, 24 de enero de 2010

Críticas: Infectados.


Pues igual me gano un montón de críticas por este comentario pero no puedo negar mi opinión. A veces hay que saber distinguir entre una película adrenalítica y una película intensa, e Infectados tiene muy poco de lo primero y bastante más de lo segundo.

Infectados tiene la mala pata de práticamente en cada sitación quedarse a medias. No rompe a dar miedo -ni de coña-, no termina de emocionar completamente y también la intriga y la inquietud tienden a quedarse al borde de algo más. Sin embargo, a diferencia de otras películas de Terror que definitivamente se deciden por uno de esos caminos y lo explotan hasta el final, Infectados tiene las gotas de un poco de cada que, para mi gusto, la convierten en una experiencia original, nueva y diferente.


Infectados no va de pandemias virales a lo 28 días después ni de zombies desenfrenados tipo La Tierra de los Muertos. Infectados decide centrarse en un grupo de supervivientes que en una de esas situaciones -planteamiento similar a Zombieland o The Road- intentar buscar un lugar seguro en el que la amenaza se vea reducida.

La cuestión en Infectados es que la epidemia se nos retrata en lo que parece su tramo final, es decir, los infectados no resucitan alegremente y van paseando buscando cuellos que morder, no, no es REC. Aquí los infectados pasan una agonía de varios días y terminan muriendo. ¿Y qué pasa? Que para cuando conocemos a los protagonistas de esta historia el volumen de muertes ha superado y con mucho ya al de enfermos.




Total, que los cuatro muchachos que buscan el camino para la playa prometida apenas tropiezan con un puñado de amenazas que sigan respirando. Tal vez si los hermanos Álex y David Pastor-acertados directores a seguir a partir de ahora- hubieran decidido comenzar la acción unos meses antes, Infectados sería más del gusto de aquellos que buscaban en ella más zombies, más gore y más sustos.

Pero no es así, Infectados consigue distinguirse gracias a una correcta historia de personajes, centrándose en la respuesta del ser humano en situaciones treméndamente límite, atisbando la brutalidad, el instinto de supervivencia capaz de despertar las más terribles reacciones. No hay buenos en Infectados, por más que de entrada podamos pensarlo, cada uno se lleva su pecado en esta tensa película. El camino de la superación, de la toma de decisiones cada vez más duras que estos cuatro personajes tendrán que afrontar si quieren seguir con vida.


Amparada en una estupenda fotografía, un gran pulso rítmico que sabe crear Terror con las cuatro pinceladas de suspense que dibuja el guión, y con la participación de un irregular pero acertado elenco en el que destaca la pareja de hermanos, Chris Pine (Star Trek) y Lou Taylor Pucci, Infectados es una película dura, no de miedo, si quieres, pero al menos para mí muy, muy interesante.


Buena historia, grandes ideas y algunos momentos de pelos de punta sin necesidad de gore ni zombies hipermaquillados. Ese doctor con los niños, ese padre condenado, esa disputa con las mujeres por la gasolina... Entre muchos.


Infectados es diferente a lo que pensábamos al ver el tráiler pero desde luego me ha gustado y mucho.

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viernes, 22 de enero de 2010

Críticas: Sherlock Holmes.


Hacía muchos años que nadie se atrevía con Sherlock Holmes y no es difícil adivinar por qué. Lo hemos visto en videojuegos, a cuál peor, y en reediciones de las películas de Rathbone, perpetuando un icono universal pero bastante alejado de la obra de Conan Doyle. Quién iba a lanzarse a poner cara y piel al mito de Baker Street, con un legado tan pesado a sus espaldas.

Guy Ritchie lo ha hecho, y de qué manera, dejando a un lado -casi- sus cansinos y disparatados tics de creador flipado (ese tiempo bala absurdo, esos cambios de ritmo videocliperos) y poniendo en manos de un buen guión pero, sobretodo, de un dúo de actores en estado de gracia el clavar y redondear una película digna del personaje literario.


El Sherlock Holmes que llega ahora a nuestras pantallas no sólo es el más fiel a la obra de Doyle representado hasta la fecha sino también el más divertido, más emocionante y sin ninguna duda más entretenido de ver, sin desmerecer ni un ápice las películas de Holmes más clásicas, pero son tiempos distintos y estilos diferentes.

Guy Ritchie ha tenido el acierto de quedarse en un segundo plano y dejar que Robert Downey Jr. componga un Holmes moderno, divertido y dinámico, un tipo de acción, y que Jude Law se recree en uno de sus mejores trabajos, el aguerrido y valeroso Doctor Watson, ex héroe de guerra, que nos brindó Conan Doyle.


En el trabajo de estos dos genios en su mejor momento es donde reside en especial el éxito, para mí sorprendente, de una película en la que tenía puestas muchas dudas. Pocas veces -tal vez desde Arma Letal- una pareja de colegas me había divertido tanto en una peli de acción y sin duda son ellos dos los que levantan la producción a lo más alto.




Les secundan un intenso pero breve Mark Strong y una sosa y casi accesoria Rachel McAdams, pero es en el guión donde encontramos los mayores aciertos que complementan a Downey y Law. Diálogos brillantes, la astucia de Holmes recreada al máximo, una trama intrigante, al menos hasta destaparse el pastel, donde todo queda un poco más en el aire.


Ésa es la pega que le pongo a Sherlock Holmes, que dentro de la fiel representación de un clásico como éste, con la que he disfrutado como pocas veces, me queda la sensación de que el motivo de todo, el malvado plan del malvado villano, es una gilipollez como un castillo.

Con todo, lo mejor son sus dos actores principales, una recreación espectacular, increíble, del Londres victoriano, y que la esencia de Sherlock Holmes se respira en cada fotograma. Lo peor, que es demasiado larga, con un final para mi gusto estirado y un ley motiv tirando a flojeras.

Ahora, cómo mola Sherlock Holmes, hay que verla.

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jueves, 21 de enero de 2010

Críticas: Gamer.


Termino de ver Gamer con una sensación tan extraña que no sé muy bien por dónde definirla, por qué lado tirar al hacer la crítica, si por la mierda de película que es o por los tres puntos interesantes que toca. Voy a empezar por lo bueno, que acabo antes.

Te picará más o menos la curiosidad ese planteamiento, Sci-Fi total y crítica pseudoencubierta, de un futuro donde los humanos accedamos a llevar nanoimplantes en el cerebro que nos permitan trabajar como seres controlados en un videojuego Sims a escala real, pero no deja de ser una teoría inquietante, absurda, pero inquietante.

Gamer te parecerá más o menos entretenida, tal vez la acción de videojuego que domina toda la película te apabulle o te canse, que puede ser, pero a mí no se me hizo aburrida.


Puede que ese Gerard 'Leónidas' Butler testosteronado no te ponga lo más mínimo pero es que a mí este tío me cae bien haga lo que haga.

Bien, se acabaron los puntos buenos.




Gamer es un desastre. Una cagada como película, como entretenimiento y como actuación de tres tipos no del todo malos, como el propio Butler, John Leguizamo -¿qué haces aquí?- y por encima de todos, o, mejor dicho, por debajo de todos, incluso de la basura cloacal, Michael C. Hall. Me ha dado vergüenza ajena ver a mi adorado Dexter hacer el payaso de esta manera.


Desde el punto de vista de Gamer, película, encontramos un refrito descarado del Perseguido de Schwarzenegger con trazos burdos y gordotes de Gladiator y más de un toque de Show de Truman. Gamer presenta un futuro en el que los humanos somos controlados a distancia por "jugadores", de ahí el nombre, que deciden por nosotros mientras vivimos por ellos.



Algunos jugamos en Society, los Sims, vamos, y los presos condenados a muerte juegan por su libertad matándose los unos contra los otros en combates puntuales. Uno de esos tipos duros es Kable (Butler), el mejor, a tres combates de ser libre y por lo tanto en el punto de mira del malvado Castle (Hall), inventor y controlador de todo que no está dispuesto a dejarle escapar.

En ese momento aparece la resistencia, que abrirá los ojos de Kable y le ayudará a escapar del juego y vengarse de bla, bla, bla...

Vamos, lo mismo de tantas veces. Nada original y encima atropellado. "Gamer over".

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martes, 19 de enero de 2010

Tráiler oficial de El Equipo A.


Solamente hay dos palabras para describir el regreso inminente del Equipo A, esta vez en pantalla grande, en junio de 2010. La primera es espectacular, no cabe duda, a tenor del avance, que estamos ante un par de horas de adrenalina y tiroteos a raudales. La segunda, es innecesario. Por razones obvias.

No descubro nada al afirmar que El Equipo A fue una serie de fama mundial allá por los ochenta. Su éxito se debía sobretodo a su mezcla, me explico: mezcla de géneros -acción brillante más humor contínuo- y mezcla de perfiles, ya que cada uno de sus cuatro protagonistas principales parecía antagonista de cualquiera de los otros tres.

Tal vez en USA no bombardearon a los espectadores durante dos décadas enteritas con capítulos y reposiciones hasta el hartazgo, tal vez los productores han pensado que no estamos hasta los cojones de M.A., Fénix (nombres españoles porque sí), Aníbal o Murdock, quizá creen que ha llegado el momento de repetir por enésima vez la maldita frase, clavada en nuestro subconsciente, de "me gusta que los planes salgan bien", el caso es que vuelven, sí señor, El Equipo A.



De la mano del director Joe Carnahan, en apenas unos meses tendremos a Liam Neeson, Bradley Cooper, Sharlto Copley, Quinton 'Rampage' Jackson dando saltos por ahí con su furgoneta negra de raya roja. Les acompaña Jessica Biel, así que iré a verla.

Odio al Equipo A, los odio.

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sábado, 16 de enero de 2010

Críticas: Saw VI.


Bueno, pues por fin he tenido acceso a esta película X que con tanto cariño nuestra Ministra de Cultura nos ha protegido de ver. Lo primero que he de decir es que Saw VI no tiene ni más ni menos violencia ni gore que las cinco anteriores, alguna de ellas mucho más fuerte, lo que sí tiene son unos cojones muy gordos y unas ganas de estafar al personal que no caben en un tiesto.

Saw VI, la película del flashback, está hecha y pensada sólo para dar un sentido y coherencia a algunas tramas sueltas -y entremezcladas y liadas y delirantes- de las anteriores. Sabemos desde el final de la quinta que tenemos un nuevo sustituto para Jigsaw, el famoso asesino con mucho tiempo libre, y en Saw VI descubrimos que el cáncer además de matarlo le hacía elegir con el culo a sus colaboradores.




El nuevo Jigsaw -no desvelaré más para no destrozar el ¿misterio? a los tontacos como yo que se animen a ver la saga completa-, además de frío, inexpresivo y chuleta es más torpe que cazar moscas con una viga de cemento, y no sólo deja huellas falsas que no se cree ni su puta madre sino que encima se le escapan de las trampas hasta los enanos del circo. Vamos, mejor que le pillen porque va a hundir la reputación del tal Puzzle.

De eso va Saw VI, de diez minutos para presentar las cagadas de este asesino novato, otros diez para dejar preparadita la séptima entrega, y entremedias seis millones de flashback - lo que viene siendo el setenta por cien de la hora y media justita que dura este pastiche- para explicar la vida y obra de John Kramer, su mujer y otras cosas de meter.


Saw VI, sin embargo, resulta una de las más entretenidas de la serie. Como no se complica la vida, sino que quitando los flashbacks mete poca paja entre muerte y muerte, nos pasamos el rato viendo una prueba tras otra, yo no sé cómo lo hacen, cada vez más original. Destaco el carrusel humano, creo que la única prueba colectiva en toda la saga, pero me parece un poco cebarse que toda la puta película se centre en el tipo que le denegó la cobertura médica a nuestro asesino favorito.


Como siempre hay giro final, pero vamos, sin fliparlo demasiado, y sus dosis habituales de vísceras y amputaciones. Sigo sin saber por qué el Ministerio de Cultura se presta a hacer el canelo de semejante manera.

En definitiva, Saw VI mola, pero como que ya les va valiendo...

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martes, 12 de enero de 2010

Críticas: Paranormal Activity


Venía advertido por mis amigos de Cinecutre -de hecho suscribo toda su crítica-, venía advertido por un sin fin de reseñas crueles y salvajes poniendo a caldo este típico producto engañabobos, heredero lejano de la maldita bruja de Blair, de los que basan toda su campaña en un boca a boca exagerado, manipulado y sobretodo muy inteligente.

Si Paranormal Activity es una película de miedo entonces debemos plantearnos el género. Es más, si Paranormal Activity puede ser considerada una película, por experimental o frikada de cojones que quedamos tildarla, tenemos un problema a la hora de abrir la puerta del cine a cualquier mamarrachada.




Paranormal Activity parte de una premisa medio buena y casi interesante: pareja de idiotas acosados en su dormitorio por presencias fantasmales, vamos a poner la cámara y ver qué pasa. Ahora bien, como el guionista no es que sea una lumbrera y con lo que ideó para ese dormitorio maldito no daba para más de diez minutos, se tuvieron que romper la cabeza para rellenar el resto de hora y media y poder estrenar este engendro como si fuera una película de verdad en lugar de un tráiler.

Y ahí es donde Paranormal Activity no cojea, sino que se estampa y se revienta la boca.

Para empezar cuenta con dos personajes/actores de lo más repelente y estúpido que me he echado a la cara, para seguir, se tiene que inventar que con la excusa de grabar los fenómenos nocturnos el pavo éste mantenga la cámara encendida todo el puñetero día y nos muestre desde el desayuno a la cena todo un montón de gilipolleces, montaña de mierda sin ningún interés en absoluto, y nos haga olvidar, no sólo el miedo de por las noches, sino la dignidad de la raza humana.


Porque Micah, hijo, es que mira que eres tonto...

Pero si Micah da asco no por mucho se escapa su novia, Katie, especie de filetón con patas perseguido, quién sabe con qué extraño motivo, por un ente paranormal tirando a pervertido y degenerado.


El caso es que las tres escenas nocturnas con la cámara fija no dejan de molar lo suyo, son inquietantes y tan bien logradas que consiguen enganchar y hasta interesar bastante. Pero claro, es que duran medio pedo y al momento tenemos a este par de acabados tocando la guitarra, haciendo el mono en una barra o fabricando collares de juguete.

El final que vi de Paranormal Activity no fue el de los cines -no iba yo a pagar por esto-, ése del culo estampado en la cámara, sino el otro, el del rosario de la Aurora y los polis entrando a saco, y la verdad, no sólo no me lo creí sino que no tiene ningún sentido.


En definitiva, Paranormal Activity no es una película, ni siquiera experimental, es una gran tomadura de pelo de seis euros el primo, y cómo jode aguantar alabanzas y caídas de baba por estupideces semejantes.


No la veas.

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lunes, 11 de enero de 2010

Críticas: Celda 211.


Todos los premios que le puedan dar a Luis Tosar me pareceran pocos, todas las alabanzas cortas y todos los halagos merecidos, pero poner a Celda 211 por la mismísimas nubes me parece, cuando menos, pasarse tres pueblos. Lo mismo que se ha pasado Daniel Monzón rizando el rizo de las casualidades oportunas.

Celda 211 es un peliculón, empiezo por eso. Lo mejor del cine español en años. Es tan buena que me dejó pegado al sillón durante todo su metraje, intrigado con su desenlace, encrespado con cada secuencia, pero sobretodo, escamado con cada truco de guión.



Celda 211 no sólo es Luis Tosar, aunque sin él a ver si le tirábamos tantas flores. También destaco al chaval (Juan), interpretado por un valiente Alberto Ammann, aunque sin duda es la película de Malamadre, ese cabrón desalmado pero lleno de alma que Tosar ha metido en los anales del cine español.

Celda 211 es un trhiller tenso, intenso y acojonante, una peli violenta, dura y magníficamente narrada, un disparo directo al corazón de la democracia y del sistema penitenciario... si nos creemos a pies juntillas lo que propone.


Porque cuánto de lo que propone Celda 211 tiene de verídico o de exageración oportunista. El personaje de Antonio Resines, un tipo con un puesto de responsabilidad, consagrado, un tío hecho, raya de pronto el ridículo, lo estúpido, la encarnación más tontaca del inepto, del descerebrado. La tranquilidad con la que los presos aceptan lo que les propone Juan es absurda de puro asombrosa, pero que encima un pavo remirado como Malamadre lo convierta en su ahijado...



Me ha encantado Celda 211 porque tiene más de Tosar que del guión oportuno y oportunista de Monzón. Me ha encantado porque está bien hecha, cojones, porque acojona y porque te mete la adrenalina de principio a fin en el cuerpo. Me ha encantado porque no da un respiro pero también, ojo, no por ello me voy a callar y alinearme en los que dicen que se va a llevar los 16 Goyas de calle.

Uno lo tiene seguro, con el nombre de Luis Tosar grabadito al pie, ahora, que Celda 211 tiene algunas líneas del guión pilladas por los pelos no me lo negará nadie.


Que todos son gilipollas menos Juan, no me lo creo.

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domingo, 10 de enero de 2010

Los Mejores en TV de la década 00.


No serán los mejores, claro, porque hay un montón de "vacas sagradas" que no he visto ni pienso ver. Me chirrían los premios a Los Soprano, Mad Men o a esa otra de Glenn Close que no paran de anunciar en Cuatroº, igual que me resbalan las mujeres desesperadas, las de Manhattan y las de Gilmore.

Mi lista de lo mejor de la tele es lo mejor de la tele que yo he visto, o sea, esta es la lista de lo que a mí me ha molado en series en estos diez años.

1. Perdidos: Indiscutiblemente es la serie que más me ha enganchado. Reacio a verla durante muchos años, tuve el privilegio de ver las cuatro primeras temporadas prácticamente seguidas. Ahora, en puertas de la sexta y última, me planteo ponerlas todas desde el primer capítulo antes de verla. Estoy enfermo.


2. House M.D.: No se trata sólo de una serie, es cuestión ya de crear al personaje televisivo de la década, es cuestión de descargar el peso de una serie larga -más de 20 capítulos cada una de sus seis temporadas- sobre los hombros de un personaje tan principal que las relaciones y los cambios que se producen en el resto del elenco apenas afectan al conjunto. La creación de Hugh Laurie es sublime y única, y se ha ganado sin ninguna duda un lugar en la historia catódica.

3. Héroes (1ª temporada): Remarco lo de primera temporada porque las demás me han dejado más frío y casi me ha costado terminarlas. Pero en ese primer curso de las aventuras de estos Héroes casuales no fui capaz de esperar para ver un capítulo tras otro. Original, fresca y muy emocionante.

4. Californication: Una revelación, ver a mi odiado Duchovny convertido en un cínico escritor sin éxito en nada y divertirme con sus locuras cambió mi forma incluso de ver la vida. Una de las series más entretenidas y con más puntos geniales que haya visto nunca.

5. Firefly: Tal vez su historia negra, cancelación más película para compensar penas incluída, haya contribuído a engrandecer su leyenda. Yo no opino así, la he visto entera dos veces -no es difícil- y me sigue pareciendo una delicia. Ciencia ficción mezclada con western y unos personajes perdidos, abandonados por su suerte que enganchan desde el primer capítulo.

6. Rockefeller Plaza: Como tantas otras, el cansino y cargante bombo y platillo que acompaña a todos lados a 30 Rock impidieron que me animara a verla antes. Y lo que he encontado es una divertida comedia ligera, con algunos golpes memorables, de fácil visionado y poca comida de cabeza. Agradable y divertida, merece la pena.



7. True Blood: Sé de sobra que no es de lo mejor, políticamente hablando, que ha parido esta década, pero me da lo mismo. Ya aviso que he preferido saltarme muchas de las que las convenciones sociales nos empujan a ver y en True Blood he encontrado un tratamiento original y divertido, sexy y muy atrevido, del mito del vampiro que me ha devuelto la ilusión por este género. La segunda temporada me gustó algo menos, veamos la tercera.

8. Dexter: No lo pongo en un lugar mejor porque la sensación que me deja, en las tres temporadas que he visto, es más de frío que de calor. Algunos capítulos sublimes, algunas tramas inquietantes rayando la genialidad, pero siempre combinadas con un ritmo lento y cansino, dando a veces la sensación de que te están colando paja con la intención sólo de alargar los capítulos. La tercera temporada me costó terminarla, dicen que la cuarta es la bomba...

9. Padre de Familia: Y ésta no ocupa el primer lugar por ser de animación y por ser eminentemente comedia gamberra, es decir, le pido menos que a House, por ejemplo. Pero no puedo negar que es la sensación de la década, y que es de lo poco que he visto que raya la excelencia absoluta y siempre consigue sorprenderme.


10. CSI: No la incluyo porque yo sea fan absoluto, ni siquiera me aclaro con las diferentes subsedes que le han ido naciendo -Las Vegas, NY, Miami... ya ni me acuerdo de dónde empezamos-, la incluyo porque en una época en la que yo desconfiaba de la televisón, CSI consiguió que volviera a aimarme a ver series en casa y gracias a ella descubrí todas las demás.


Al contrario que con la lista de lo mejor del cine, ésta me ha costado terminara. No soy un gran aficionado a engancharme a nada de manera semanal, con agenda y calendario, lo relaciono más con un tipo de condena. Qué va, no soy predecible y no sé dónde estaré cada miércoles a las nueve, por poner un ejemplo. De hecho, si no fuera por la magia de Internet no habría visto probablemente ninguna de las de mi lista.

Faltan muchas, porque no las he visto, pero esto es lo mejor de mi década.

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