lunes, 28 de septiembre de 2009

Primer Tráiler de la nueva 'Pesadilla en Elm Street'


No termina de engancharme, no me fío para nada de esta revisión de las andazas del mítico Freddy Krueger, yo no la hubiera hecho, si hubiera habido un referendum al respecto yo hubiera votado que no, pero el hecho es que Michael Bay está dispuesto a pasarse por la piedra todos los clásicos de Terror de fin de siglo y para ello ha puesto en marcha el remake de Pesadilla en Elm Street, de la que ahora aparece su primer avance oficial.



Del éxito de la Pesadilla original de Wes Craven, en 1984, ya hablaremos en un próximo especial que cubra todas las entregas, como hemos hecho recientemente con la saga Saw. Todo el mundo conoce al personaje inmortal -literal y figuradamente hablando- que persigue a los adolescentes en sus sueños, armado con un mugriento guante de cuchillas y su sempiterno sombrero marrón.

El tipo en cuestión, Freddy Krueger, convertido en icono por Robert Englund, es en esta ocasión interpretado por el exitoso Jackie Earle Haley, alzado a los altares por los fans de Watchmen, y una de las preguntas más recurrentes entre los círculos de esperanzados ilusos era conocer cuál sería el aspecto final que tendría este nuevo Freddy.


El tráiler no desvela mucho, sólo que al igual que con Viernes 13 y Halloween nos engancharemos a la historia un poco antes que en la película original, conociendo de golpe lo que las sucesivas secuelas de Pesadilla en Elm Street nos han ido enseñando.


Por supuesto Bay pretende forrarse con apuestas seguras, que tampoco hay que matarse a pensar, de manera que igual que con sus otras sagas reiniciadas y en marcha de ésta también se esperan unas doscientas secuelas.

De momento la primera entrega tiene previsto estrenarse en abril. Nos hartaremos de pósters, imágenes y videos promocionales hasta entonces.

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domingo, 27 de septiembre de 2009

Críticas: La Última Casa a la Izquierda (2009)


Estamos en la era de los remakes. O bien los guionistas de Hollywood andan cortitos de ideas o bien los productores prefieren tirar por el camino fácil, el caso es que cada vez las películas tienen una vida más corta: a poco que le vaya a una bien, antes vendrá otra que rehará y pisará tu trabajo.

Sin embargo la costumbre de los últimos años -y de los que vienen, parece- no es tanto "rehacer" como "reiniciar" sagas míticas, es decir, robar las mismas ideas y puntos de partida para construir algo ligeramente nuevo. Por eso sorprende y es de agradecer encontrar un remake que de verdad se dedica a mejorar y actualizar un clásico respetando el original.




La Última Casa a la Izquierda que acabamos de ver en este 2009 no tiene el encanto artesano y pionero de la obra en la que se inspira por supuesto, pero tampoco la profana. Sean S. Cunningham y Wes Craven se vuelven a unir para producir ese homenaje a sí mismos, para lavarle la cara a su propio clásico y hacer algo más parecido a lo que hubieran querido hacer hace treinta años.

La película la firma Dennis Iliadis, pero sin duda la presencia en la producción de estos dos genios del Terror ha garantizado que La Última Casa a la Izquierda siga el esquema casi calcado de su predecesora, enriqueciéndola todo lo posible y eliminando defectos, como la presencia de los policías ineptos, aquí desaparecidos.


La Última Casa a la Izquierda de 2009 mejora en casi todos los sentidos a su hermana mayor, como estamos en el siglo XXI disponemos de más presupuesto, tenemos mejores actores y efectos, y además tenemos más cuidado a la hora de mostrar la desnudez gratuita, no como hace tres décadas.

Sin embargo, La Última Casa a la Izquierda también adolece de los típicos defectos del cine de Terror "no original" de este principio de siglo, me explico. Los guionistas de La Última Casa a la Izquierda parten con el noventa por ciento de su trabajo diseñado, preparado y exigido, de manera que lo poco que les queda por hacer solamente servirá para engrandecer la película, para darle más cuerpo.


Es un trabajo incompleto, de relleno, y en La Última Casa a la Izquierda se nota, un huevo. Escenas "paja" entorpecen el ritmo de la película desde el principio, su esfuerzo por dar mayor personalidad a los personajes, por dibujarlos mejor y dotarles de una historia, de unos problemas personales, no cumple la función deseada porque en La Última Casa a la Izquierda nos la pela si se murió un hermano, si el villano se escapa así o asao o si la chica nada como una sirena. Más de treinta minutos se van en explicaciones de personajes, en relleno, y ésa es justo la diferencia de duración respecto a la versión del 72.


En cuanto volvemos a la historia original de Craven, en cuanto aparecen los cuchillos, las violaciones y poco después tenemos a todos reuniditos en casa de los Collinwood, La Última Casa a la Izquierda no sólo recuerda de verdad a la original sino que despega y de qué manera apoyada en la solvencia de Tony Goldwyn y Monica Potter en un desenlace mucho mejor hilado, más creíble y lógico que en la primera.

Esa media hora final me encanta, pero, eso sí, el epílogo absurdo en el que un microondas funciona sin cerrar la puerta no viene a cuento, es innecesario y la gratuidad del gore deja un pésimo sabor de boca para una película que, de no ser por el ritmo excesivamente lento de algunas fases y algunos errores de guión garrafales, destacaría, pero que no inventa nada y se queda a medio gas.

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Críticas: La Última Casa a la Izquierda (1972)


Los genios de dos iconos del Terror, Sean S. Cunningham y Wes Craven, colaboraron años antes de sus respectivos pelotazos en el desarrollo de esta película pequeña, casi amateur y aterradora.

En 1972 el director y creador de Viernes 13 (1980) produjo al director y creador de Pesadilla en Elm Street (1984) que escribe y dirige esta La Última Casa a la Izquierda, pesadilla de una pandilla de delincuentes fugados.


Con un presupuesto tan pobre que tira para atrás pero con una idea que da un giro más a la típica historia de terror adolescente, La Última Casa a la Izquierda de Wes Craven es un rápido entretenimiento de apenas ochenta minutos en el que la estética setentera y la crueldad del ser humano se dan la mano.


Rodada con muy pocos medios y con actores casi aficionados, con un refrito de escenas pseudo eróticas, una banda sonora mega hippi y ridícula hasta la exasperación y con algunas secuencias de humor a lo Benny Hill encasquetadas a ladrillazos, nadie puede negar que La Última Casa a la Izquierda de Craven supone una piedra angular en la serie B del terror adolescente.




La cinta esta compuesta por dos pesadillas, la primera, la de dos chicas que de camino a un concierto son raptadas por unos maníacos delincuentes fugados, asesinos, violadores. La segunda, la huída de esta pandilla que por azar van a esconderse en la casa de una de sus víctimas. El giro inusual vendrá cuando los padres de la chica descubran quiénes son realmente los tipos a los que estan acogiendo y lo que han hecho.



¿Cualquiera puede ser un asesino? ¿Tenemos todos un monstruo dentro? Eso parece plantear La Última Casa a la Izquierda. Un largometraje pasadísimo de moda pero con algunas escenas e ideas que lo convierten en un clásico del genéro, más aún viniendo de quien viene.

De todos modos, hoy en día, hay que tener ganas para verla.



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sábado, 26 de septiembre de 2009

'The Wolfman', imágenes y tráiler.


Qué pedazo de reparto, qué pedazo de historia y qué pedazo de clásico puesto al día por esta producción encabezada por el gran Benicio del Toro. Lástima que las sucesivas decisiones de su estudio hayan aplazado su estreno hasta ya ni se sabe -creo que finalmente será en febrero de 2010-, porque la pinta que tiene este The Wolfman me parece espléndida.

Si sigue la línea de la mítica El Hombre Lobo de la Universal, The Wolfman contará la historia de Lawrence Talbot, hijo pródigo de una adinerada familia que regresa a casa de su padre -Anthony Hopkins- después de muchos años, tras la muerte de su hermano.


Allí conocerá a una muchacha de buen ver, interpretada ahora por Emily Blunt, y durante un paseo con ella por un bosque muy poco encantador y de tropezarse con unos gitanos de esos que leen la fortuna, será atacado y mordido por un perraco enorme, o más bien, un lobazo.


A partir de ese momento empezará a sufrir unas transformaciones horribles y a cometer terribles actos mientras aulla a la luna llena.


Benicio Del Toro está perfecto en el maquillaje de hombre lobo, y si la peli cumple sólo la mitad de lo que apunta, podemos tener ya cerquita un nuevo clásico del Terror de toda la vida.


Para ver el tráiler en Youtube, pulsa aquí.

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viernes, 25 de septiembre de 2009

Críticas: Star Trek (2009)


Reiniciar una saga emblemática puede hacerse de dos maneras: tirando por lo fácil, chabacano, tostón como en las recientes Viernes 13 o Halloween o como hizo Bryan Singer en Superman Returns, o haciéndolo con un mínimo de dignidad y respeto por el original.

Este ejercicio de venerar las fuentes no es algo demasiado común en la plaga de remakes que estos días nos asola, por eso es digno de destacar el esfuerzo titénico que J.J. Abrams y los suyos han hecho para convertir su reinicio de Star Trek no sólo en una digna película sino en un logrado homenaje a la serie original, a la familia de películas y a sus legiones de fans.

Y pasado el trago de felicitar a los responsables por tamaño acierto, mi opinión sobre Star Trek como película: un coñazo.


No soy trekkie ni lo quiero ser, sólo distingo a Kirk de Piccard y a Spock por su barriguita, su calva y sus orejas puntiagudas pero no sé de qué van cada uno. Sé que alguno de los tres llevaba como ayudante a un oficial robótico que me daba mucha grima. No pienso ver ninguna de las películas anteriores ni mucho menos la serie antes de morirme, y aún así me permito opinar de las dos horitas perpetradas por Abrams.



Star Trek es una birria más allá de su envoltorio de celofán de homenaje y catalizador de la nostalgia trekkie, pero como película no tiene un pase en absoluto.

Partiendo de una historia descacharrante, una trama ridícula que no se cree un tonto, con un villano, Eric Bana, tomado prestado de Dragon Ball, y una recurrente insistencia en repetir los nombres y cargos de cada personaje, para que hasta el más neófito sepa con quién compararle, Star Trek no es más que un vacío episodio cero de una saga que se promete tan eterna como las anteriores.


Colando al Spock original con calzador, nos engarzan una trama enrevesada de viajes en el tiempo y crisis interplanetaria para justificar su presencia. Obstáculo principal para la presentación de estos personajes icónicos en sus primeros años de reclutas en un Starship Troopers sin presupuesto para dotar al villano de una nave digna o para mostrar unos efectos especiales que vayan más allá de los jueguitos de luces de colores.

Así, es normal que destaque sobre los demás el fantasmilla de Chris Pine, que derrocha carisma en cada plano de su Capitán Kirk, pero sobretodo Zachary Quinto, en el difícil reto de abordar uno de los papeles más reconocibles, aquí con un enorme peso dentro de la trama.


Ideas prestadas de aquí y de allá, legión de personajes y un estúpido conflicto como motor de la acción, resuelta por cierto en quince minutos, dejan preparado el camino para una segunda parte en la que espero que con todo el mundo presentado, podamos ver una película de verdad.


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jueves, 24 de septiembre de 2009

Críticas: American Psycho


Rescatando un clasicazo.

Contar historias macabras a través de los ojos del villano, del malvado, es un recurso mil veces utilizado y al que no siempre se le saca el merecido partido. Es tremendamente interesante observar cómo un tipo más o menos normal se retuerce, planea y consuma crímenes atroces, a menudo es más interesante verlo así que siguiendo la naturaleza habitual de una película que nos muestre los acontecimientos desde el punto de vista de los protagonistas, de los supervivientes.

Sin embargo no siempre se hace bien y se confunde el punto de vista del villano con un absurdo ejercicio de previsibilidad y de falta de sorpresa. Pierde el interés.

American Psycho fue un libro polémico en los noventa, una novela de Bret Easton Ellis en la que un joven yuppi de Nueva York pierde completamente los papeles y se vuelve un asesino en serie para matar el estrés. Nunca mejor dicho.


Una narración brutal y desagradable que desde el principio apuntaba a peliculón de cine, pero que nadie se atrevía a coger por los cuernos, dado el alto nivel de violencia tanto verbal como física y sexual.

Sin embargo en el año 2000 la violencia en pantalla estaba más que superada y American Psycho, película, vio la luz. Fue Mary Harron, autora de Yo disparé a Andy Warhol, la que tomó la responsabilidad de dirigir su adaptación al cine, que rápidamente se convirtió en un éxito tanto de crítica como de público principalmente por el trabajo descomunal de su actor principal, Christian Bale, el gran acierto de la película.



American Psycho convirtió a Bale en una estrella. Antes incluso de sus Batman y de cualquier otra película, su exagerada, desgarradora y estremecedora interpretación del psicótico ejecutivo Patrick Bateman le sacó del letargo en que se había sumido tras triunfar como joven promesa cuando tenía trece años y Spielberg le reclutó para encabezar El Imperio del Sol.

El Bateman de Bale sufre tal transformación a lo largo de la película, descrita de manera tan vívida por los gestos y la intepretación del actor, que American Psycho termina por dar miedo, pero no sólo por sus escenas ultraviolentas y descarnadas, sino porque te obliga a creer que detrás de cada cara se oculta un monstruo, incluso en una sociedad tan elitista y sofisticada como la de Bateman y su circo de yuppies.


El psicópata de Bale narra paso a paso el por qué de que su vida plena y lujosa le insatisfaga, cómo la sociedad de la apariencia y la mentira aliena a sus habitantes, les quita todo lo que les da, cuando les hace tan competitivos y tan ambiciosos que siempre acaban en empate.


Vidas rutinarias, vidas falsas, vidas vacías y sin aliciente, porque ya lo han conseguido todo, Bateman inventa una manera para alimentar su necesidad de emoción y adrenalina. Matar. Matar mujeres. Matar hombres. Matar competidores.

Algunas escenas inolvidables por su brutalidad, como la persecución desnudo por las escaleras, sierra mecánica en mano, las actuaciones sobresalientes de secundarios de lujo como Chloë Sevigny, Willem Dafoe o Jared Leto y el retrato tan pesimista de una forma de vida en extinción, convierten a American Psycho en todo un must see del trhiller psicológico.


La moraleja final, confusa y tramposa, no empaña una de las películas más duras y brutales de los noventa, American Psycho, donde Christian Bale se hace hombre y se cuela a golpe de hacha en nuestra memoria.

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miércoles, 23 de septiembre de 2009

Remake de 'Los Inmortales'... Estos sí que son bastardos...


Todavía no estoy seguro de haber conseguido apartar de mi cara la mueca de horror, repulsa, impotencia e incomprensión que se me ha encasquillado al leer la noticia. Un remake de Los Inmortales, igual que cuando se anunció el remake de El Cuervo, es como una patada en plena entrepierna con unas botas afiladas de punta de acero. O peor. Sólo puedo preguntarme ¿por quéeeeeeee?

Por supuesto nadie va a hacer un remake, eso no sólo sería absurdo sino que dejaría en evidencia al valiente que lo intentara, una vez más lo que va a pasar es que los lumbreras de Hollywood van a tomar prestada la base de la película original y apartir de unos personajes icónicos, archiconocidos, y de una historia ya hecha, reandar el mismo camino pero a su puta bola.




O sea, que si quieren que McCloud tenga el careto del último fantasmilla follaquinceañeras, supongo que Shia LeBouf ya está haciendo las pruebas, o que su mentor inmortal sea 50 Cent, adelante con el proyecto. La música la pondrán los Jonas Brothes, en lugar de Queen, y si no se cortan con el presupuesto Escocia entera explotará seis o siete veces y saltará por los aires la ciudad de Nueva York.

El encanto, la magia, lo especial de la primera película, esa deliciosa Highlander de 1986, se lo pasarán por el forro.



¿Hace falta reinventar Los Inmortales? Por supuesto que no, ya llevamos década y pico sufriendo las insoportables secuelas y series de televisión interminables y absurdas que no han hecho más que cubrir de mierda el nombre de la saga y de paso ensalzar la calidad de la peli origial. Aún así, más vale pájaro en mano...

Eso parecen pensar en Hollywood, que más les vale aprovecharse de un título famoso y venerado que inventar cosas nuevas. Seguiremos echando de menos esa década de los ochenta en la que surgieron todas estas maravillas que profanamos hoy en día.




Para dejarlo todo claro, los productores ponen al frente del proyecto a Justin Lin, director de 'A Todo Gas 4', acompañado por los guionistas de Iron Man que ya anuncian que se van a centrar especialemente en la acción y la violencia. Tela. Me ahorro los chistes fáciles porque sólo de pensar lo que puede salir de aquí me da asco.

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martes, 22 de septiembre de 2009

Videos de Terror: Harry el Sucio


Qué grande, amigo. Harry el Sucio es una película magistral de 1971, dirigida por Don Siegel y protagonizada por uno de los más grandes, Clint Eastwood, y que sirve además como presentación de un personaje icónico dentro del cine de acción y del cine del siglo XX en general, el inspector Harry Callahan, el tipo más bruto y a la vez más eficiente del departamento de policía de San Francisco.

Éste no es exáctamente un video de Terror, pero miedo de verdad es lo que pasó el muchacho tendido en el suelo.




Escena inolvidable. Muchos meten la frase "Vamos, alégrame el día" en esta secuencia pero no, ésa sale en la segunda parte de la saga, Harry el Fuerte. En esta primera entrega Harry se enfrenta a un sucedáneo del asesino del zodíaco que en esos días acechaba San Francisco. Aquí, Scorpio es un francotirador que se divierte asesinando paseantes desde las azoteas, amenazando con eliminar a uno cada día si la ciudad no le paga un rescate.

Claro, no sabe que Callahan ve las cosas de otra manera.

Gran película, gran guión, gran ejemplo del esplendor del cine policíaco, y un espectacular Clint Eastwood en plena forma. Recomendable al cien por cien.

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lunes, 21 de septiembre de 2009

Críticas: Venganza.


Mi relación con un pedazo de actor como Liam Neeson nunca ha terminado de cuajar. A menudo le admiro, como en Darkman o La Lista de Schindler, tanto como después me saca de quicio, como en El Reino de los Cielos. Por eso cuando vi el cartel de 'Venganza' -pinturera traducción del 'Taken' original- no sólo no me llamó la atención sino que si lo hizo fue porque me recordaba a un telefilm de mediodía, sin interés maldito y un bache más en la carrera de Qui Gon Jin.

He tardado en ver Venganza mucho más de lo que esperaba, es cierto, y la verdad es que me ha sorprendido. La coloco entre aquellas cintas de las que no auguras nada bueno pero que te dejan con un palmo de narices y cara de listillo fracasado, además de un regusto a la esperanza de que el cine aún puede deparar algo bueno.


Al contrario que la mayoría de las producciones de hoy en día, cuyas expectativas suelen ser tan altas que la caída resulta estruendosa, Venganza no se complica ni se enaltace con grandes gastos de promoción, producción, efectos especiales y megaestrellas. Liam Neeson carga prácticamente solo con este intenso trhiller de acción sin respiro, inteligente híbrido entre James Bond y Jason Bourne, en el que un padre ex-agente de la CIA se ve obligado a mover cielo y tierra -y romper un buen número de huesos y cuellos- para recuperar a su hija, raptada por una mafia de tráfico de mujeres.




Venganza viene a mostrar lo que hubiera pasado si Steven Seagal hubiera decidido dedicarse a hacer buenas películas, un tipo con más recursos que McGiver y Rambo juntos y capaz de manejar todas las situaciones sin recibir un tiro ni poner un mal gesto.


Un madurito Neeson apabulla en esta película como si fuera un chaval, exponiendo de paso la crudeza de una realidad social terrible que no está para nada sacada de contexto o exagerada. Ahora que está tan de moda la polémica sobre la prostitución y las condiciones infrahumanas en que algunas mafias obligan a ciertas mujeres a vivir de ella, Venganza resulta a la vez una bofetada en nuestro acomodado estilo de vida y además un toque de atención: esto pasa.



La película peca a veces de forzar la situación, de rizar el rizo hasta el punto de que algunas averiguaciones o aciertos del protagonista parecen un acto de Dios o una casualidad descojonante, pero el conjunto es tan bueno que, mira, mejor pasarlo por alto y seguir disfrutando.



Venganza es un thriller impactante y sin resuello que te mantiene pegado a la butaca y con el nivel de adrenalina por encima de las cejas. Y encima, hará que muchas jovencitas se lo piensen dos veces antes de hacer el tonto en sus vacaciones.

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jueves, 10 de septiembre de 2009

Jeepers Creepers: La gran estafa.


Qué buena pinta tenía, qué llamativos carteles, qué comienzo prometedor, que interesante misterio… Qué payasada cuando se descubre el pastel.

Es una tónica común en gran parte del cine de Terror, o de la literatura de género –Stephen King y sus aliens oportunistas están a la orden del día-, que cuando la película en cuestión termina de presentar a los personajes, de plantear un enigma y de crear el ambiente tenso y tétrico necesario, la situación se resuelva con la mayor gilipollez jamás escrita, mandando al carajo tanta tensión, tanto ambiente y tanto misterio para que el tramo final del film transcurra pesado y sin sentido.



Es lo que se suele de decir de las pelis con monstruo, que es mejor que no se vea al bicho porque cuando lo sacan da risa. Pues un tanto igual pasa con el cine de Terror, si el villano en cuestión o la explicación de la trama da pena, el miedo se desvanece dejando paso a la vergüenza ajena.

Sabe de lo que hablo cualquiera que haya visto, por ejemplo, las recientes Reflejos o La Semilla del Mal, y la primera parte de Jeepers Creepers es también una buena muestra de ello.


En su película, Victor Salva nos introduce en una antigua leyenda infantil americana, un cuento para hacer dormir a los niños que aquí podríamos comparar con el hombre del saco. Jeepers Creepers es la historia de cómo una pareja de hermanos descubren la guarida de un ser infernal que se dedica a aparecee por aquí o por allá secuestrando gente, robándoles su piel, y decorando con sus despojos su casa.

Jeepers Creepers, insisto, arranca de una manera sublime, con la sencillez del cine de serie B bien hecho y la inquietante escena de una persecución por una de esas carreteras de mala muerte de la América profunda en la que la pareja de hermanos son acosados por un tremendo camión viejo y oxidado.


En la siguiente parada de los chicos encontramos uno de los escenarios de Terror mejor ideados y una de las secuencias más horripilantes que recuerdo, el descubrimiento de la cueva del Jeepers, adornada con cadáveres humanos y que pone los pelos de punta.

Las investigaciones de los hermanos van aclarando el misterio, los secundarios dan tanto mal rollo como el propio Jeepers Creepers, que en las pocas ocasiones en que se le ve, con su gabardina calada y ese sombrero gastado, terrorífico espantapájaros del infierno, pone la piel de gallina.


Y de pronto abre sus alas, y de pronto echa a volar. Y después de subirnos la tensión con la historia más o menos creíble de un tipo, por alguna razón desfigurado, por alguna razón maldito y por alguna razón muy malvado, la tensión nos baja a los pies cuando nos topamos con una gigantesca polilla vestida con gabardina que, de verdad…


Vamos, la peli deja de interesar desde el mismo momento en que la criatura deja de dar miedo. Ni siquiera algunas escenas de gore y buenos sustos consiguen remontar el vuelo, nunca mejor dicho, de un Jeepers Creepers que va de mucho más a mucho menos, y que entra en mi lista de lamentables decepciones.

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