domingo, 27 de septiembre de 2009

Críticas: La Última Casa a la Izquierda (1972)


Los genios de dos iconos del Terror, Sean S. Cunningham y Wes Craven, colaboraron años antes de sus respectivos pelotazos en el desarrollo de esta película pequeña, casi amateur y aterradora.

En 1972 el director y creador de Viernes 13 (1980) produjo al director y creador de Pesadilla en Elm Street (1984) que escribe y dirige esta La Última Casa a la Izquierda, pesadilla de una pandilla de delincuentes fugados.


Con un presupuesto tan pobre que tira para atrás pero con una idea que da un giro más a la típica historia de terror adolescente, La Última Casa a la Izquierda de Wes Craven es un rápido entretenimiento de apenas ochenta minutos en el que la estética setentera y la crueldad del ser humano se dan la mano.


Rodada con muy pocos medios y con actores casi aficionados, con un refrito de escenas pseudo eróticas, una banda sonora mega hippi y ridícula hasta la exasperación y con algunas secuencias de humor a lo Benny Hill encasquetadas a ladrillazos, nadie puede negar que La Última Casa a la Izquierda de Craven supone una piedra angular en la serie B del terror adolescente.




La cinta esta compuesta por dos pesadillas, la primera, la de dos chicas que de camino a un concierto son raptadas por unos maníacos delincuentes fugados, asesinos, violadores. La segunda, la huída de esta pandilla que por azar van a esconderse en la casa de una de sus víctimas. El giro inusual vendrá cuando los padres de la chica descubran quiénes son realmente los tipos a los que estan acogiendo y lo que han hecho.



¿Cualquiera puede ser un asesino? ¿Tenemos todos un monstruo dentro? Eso parece plantear La Última Casa a la Izquierda. Un largometraje pasadísimo de moda pero con algunas escenas e ideas que lo convierten en un clásico del genéro, más aún viniendo de quien viene.

De todos modos, hoy en día, hay que tener ganas para verla.



1 comentarios:

Telefuckthem 28 de septiembre de 2009, 7:13  

Sí, hay que tener ganas, pero una vez que la vez, no se puede negar que para la época hay trazos modernísimos (Tarantino, ¿te agarre copiando de nuevo?), además estoy en desacuerdo con la banda sonora, creo que funciona bien en general, hasta te despierta un gustillo. Lo que no se es qué sucedió con Craven para terminar haciendo Scream con tremendo despegue.

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