jueves, 24 de septiembre de 2009

Críticas: American Psycho


Rescatando un clasicazo.

Contar historias macabras a través de los ojos del villano, del malvado, es un recurso mil veces utilizado y al que no siempre se le saca el merecido partido. Es tremendamente interesante observar cómo un tipo más o menos normal se retuerce, planea y consuma crímenes atroces, a menudo es más interesante verlo así que siguiendo la naturaleza habitual de una película que nos muestre los acontecimientos desde el punto de vista de los protagonistas, de los supervivientes.

Sin embargo no siempre se hace bien y se confunde el punto de vista del villano con un absurdo ejercicio de previsibilidad y de falta de sorpresa. Pierde el interés.

American Psycho fue un libro polémico en los noventa, una novela de Bret Easton Ellis en la que un joven yuppi de Nueva York pierde completamente los papeles y se vuelve un asesino en serie para matar el estrés. Nunca mejor dicho.


Una narración brutal y desagradable que desde el principio apuntaba a peliculón de cine, pero que nadie se atrevía a coger por los cuernos, dado el alto nivel de violencia tanto verbal como física y sexual.

Sin embargo en el año 2000 la violencia en pantalla estaba más que superada y American Psycho, película, vio la luz. Fue Mary Harron, autora de Yo disparé a Andy Warhol, la que tomó la responsabilidad de dirigir su adaptación al cine, que rápidamente se convirtió en un éxito tanto de crítica como de público principalmente por el trabajo descomunal de su actor principal, Christian Bale, el gran acierto de la película.



American Psycho convirtió a Bale en una estrella. Antes incluso de sus Batman y de cualquier otra película, su exagerada, desgarradora y estremecedora interpretación del psicótico ejecutivo Patrick Bateman le sacó del letargo en que se había sumido tras triunfar como joven promesa cuando tenía trece años y Spielberg le reclutó para encabezar El Imperio del Sol.

El Bateman de Bale sufre tal transformación a lo largo de la película, descrita de manera tan vívida por los gestos y la intepretación del actor, que American Psycho termina por dar miedo, pero no sólo por sus escenas ultraviolentas y descarnadas, sino porque te obliga a creer que detrás de cada cara se oculta un monstruo, incluso en una sociedad tan elitista y sofisticada como la de Bateman y su circo de yuppies.


El psicópata de Bale narra paso a paso el por qué de que su vida plena y lujosa le insatisfaga, cómo la sociedad de la apariencia y la mentira aliena a sus habitantes, les quita todo lo que les da, cuando les hace tan competitivos y tan ambiciosos que siempre acaban en empate.


Vidas rutinarias, vidas falsas, vidas vacías y sin aliciente, porque ya lo han conseguido todo, Bateman inventa una manera para alimentar su necesidad de emoción y adrenalina. Matar. Matar mujeres. Matar hombres. Matar competidores.

Algunas escenas inolvidables por su brutalidad, como la persecución desnudo por las escaleras, sierra mecánica en mano, las actuaciones sobresalientes de secundarios de lujo como Chloë Sevigny, Willem Dafoe o Jared Leto y el retrato tan pesimista de una forma de vida en extinción, convierten a American Psycho en todo un must see del trhiller psicológico.


La moraleja final, confusa y tramposa, no empaña una de las películas más duras y brutales de los noventa, American Psycho, donde Christian Bale se hace hombre y se cuela a golpe de hacha en nuestra memoria.

1 comentarios:

anamaseri 25 de septiembre de 2009, 18:20  

es una pelicula genial y el trabajo actoral de bale es realmente soberbio, mostrando distentas cars y posiciones una oelicula de primra linea donde al final te deja entrever si realmente materializo los crimenes o solo era de s mente

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