viernes, 26 de febrero de 2010

Críticas: El Hombre Lobo.


Para esto se viene al cine. Es lo que pensaba durante la hora y pico de decorados góticos, de bruma victoriana, de bosques burtonianos y música de Danny Elfman. Y para colmo me ponen a un hombre lobo de los de ley, rudo, salvaje, brutal y sin miramientos.

El Hombre Lobo de Benicio Del Toro no es más que un remake desatado de un clásico inmortal que ha resistido el paso del tiempo bastante mal, un remake alargado, pasado por el CGI, ampliado, exagerado y, sobretodo, adaptado a los nuevos tiempos hasta el límite de sus posibilidades.



El Hombre Lobo pretende respetar y revivir todos los clichés de aquellas películas míticas de la Universal por las que el cine de Terror de hoy existe. Como digo, la bruma, el goticismo recargado de los decorados, la atmósfera misteriosa y envolvente, agobiante, pero también el ritmo lento, parsimonioso, de su puesta en escena.


En todos estos aspectos El Hombre Lobo cumple y resulta un disfrute para todo aficionado al género harto de psycokillers repetitivos y muchachas siliconadas asediadas por terrore japoneses. La película de Joe Johnston no defrauda en lo primero que quiso proponerse: acercar al público del nuevo milenio el Terror artesanal que mamaron los genios de este circo.


Pero no todo puede ser clasicismo ni ambiente gótico en este siglo XXI, el espectador de hoy pide algo más, y es ahí donde El Hombre Lobo a menudo sorprende y no pocas veces descarrila. La violencia de la bestia es de lo más explícito y brutal de lo visto en pantalla ultimamente, no puede ser de otro modo, es cierto, para resultar creíble, pero eso no quita para que en una atmósfera tan clásica sorprenda el cambio de ritmo, espectacular, que suponen las escenas de acción en esta película.



El mayor riesgo que asume una película acerca de hombres lobo, un riesgo del que se libran otros monstruos inmortales como el vampiro, el frankestein y demás, es el peliagudo -jaja, qué recurso tan chisposo- asunto del maquillaje de la bestia. La fina línea que separa el hombre transfigurado en bestia del actor con pelos pegados en la cara y poniendo muecas de gilipollas ha arruinado demasiadas películas licántropas. Recurrir al ordenador para recrear las bestias normalmente es sinónimo de chapuza o de engendro raro-frío-poco creíble.

En este sentido me parece un acierto el mix que consigue el maestro Rick Baker entre lo uno y lo otro, de manera que cuando el lobo se está quieto y podemos apreciar el trabajo del actor debajo de los pelos resulta un disfrute que jamás se alcanzará con un ordenador, sin embargo, cuando el tipo empieza correr, ya sea por bosque o tejado, el CGI canta para mi gusto demasiado.


El Hombre Lobo, guión, refleja una incapacidad evidente de dar importancia a unos personajes estereotipados y manidos más allá de presentar el conflicto emocional por la pérdida del ser querido o, más adelante, por la pérdida de la humanidad al caer maldito. Los actores, en general, tampoco se esfuerzan mucho a sabiendas de que ni al director le importan ni el público va a ir a ver El Hombre Lobo por ellos.

Queremos ver a la bestia, al lobo, queremos aullar a la luna y correr a cuatro patas los bosques sombríos de la oscura Inglaterra. Queremos desatar el caos el Londres y rasgarnos la camisa en lo alto de un edificio victoriano. Queremos despertar por la mañana sin recordar lo que ha pasado. Esto está en El Hombre Lobo, y desde luego, por eso fui yo a verla al cine.

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martes, 23 de febrero de 2010

Críticas: Pandorum.


Tengo un nudo en el cerebro con esta película. Un nudo porque empezaba genial, interesante, claustrofóbica y apuntando buenas intenciones, pero a mitad de camino se decide por la rutina, lo previsible y el tedio.

Pandorum dura casi dos horas y mientras la estás viendo te preguntas por qué, cuántas veces tienen que atravesar las mismas puertas, cuántas deben correr por los mismos pasillos cableados y oscuros, a cuántos bichos iguales tienen que matar o de cuántos más tendrán que escapar antes de que realmente pase algo.





Hay muy pocos momento en los que "pase algo" en Pandorum, cinta inconsistente que mezcla tremendas escenas de acción con minutajes lentísimos en los que la trama se explica no una sino varias veces, para que quede clarito. Es una película que juega con el contraste al máximo, con la mínima luz y el escenario -genial por otra parte- sumergido en la sombra más absoluta.

Vamos, que en la mayor parte de las escenas, en especial en las de acción, rodadas a ritmo frenético y compulsivo, en Pandorum no se ve un carajo.




Dos tripulantes de la nave espacial Elisyum despiertan de su hibernación desmemoriados, desorientados y aparentemente solos. Algo le ha pasado a su misión, que todos han desaparecido, la nave está escacharrada y no tienen ni idea ni de a dónde van ni de dónde vienen.

A poco que empiecen a investigar descubrirán que en la nave les acompañan unos seres tan malvados como estereotipados, con mucha hambre y ganas de liarla parda.


Pandorum juega la baza psicológica del horror en espacios cerrados, de la incapacidad de escapar, de la soledad del héroe ante la plaga de enemigos. Todas esas bazas se van a la mierda cuando resulta que la nave es tan grande como todo Texas, que tiene más escondrijos que los bolsillos de un mago malo y que incluso hay viajeros por ahí de paseo que llevan meses escapando de esas criaturas que conforme avanza la película parecen más ineptos.


Pandorum consigue en determinados momentos dar miedo con algunos sustos bien medidos, consigue también ineteresar, cuando la trama científica parece apuntar a algo, pero sobretodo consigue dar asco con ese final de mermelada que te deja preguntándote a qué venía todo lo anterior.


En fin, con un grandísimo trabajo de diseño de producción muy de destacar y un más que correcto equipo de actores, lástima que el director tirara por el videoclip y la repetición para dar "entidad" a una idea que por sí sola hubiera bastado. Pandorum se queda a medias, una gran oportunidad desaprovechada.

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sábado, 20 de febrero de 2010

Críticas: Shutter Island. Hitchcock, Poe, Scorsese.


Tantos meses esperando la mejor película de Martin Scorsese en años que al terminar de ver Shutter Island me queda la sensación de que me falta algo más, de que sólo he visto una parte, un borrador, que la versión definitiva será mucho mejor que esto.

Shutter Island juega tan desde el principio con el engaño, con la vuelta de tuerca, que intentar describirla sin hurgar en el argumento es casi una tarea imposible, así que voy a hablar de sensaciones, más que de trama, eventos o situaciones.

Shutter Island es una película muy buena, diré para empezar, un film tremendo y arrollador, un ejercicio de suspense claustrofóbico y juego psicológico que durante bastantes momentos mantiene al espectador impaciente, expectante, enganchado como el mejor cine de género puede hacerlo. El problema es que no son pocos los ratos que por desgracia se hacen lentos, planos, demasiado alargados para lo que su influencia en la narración necesita.


El agente judicial interpretado por Leonardo DiCaprio, que vuelve a demostrar que hace mucho que dejó atrás su cara bonita y se convirtió en un intérprete sólido y con capacidad para cargar sobre sus hombros todo el peso de una gran película, viaja hasta el sórdido sanatorio de Ashcliff para investigar la desaparición de una peligrosa paciente, presumiblemente fugada.

Enseguida descubriremos que tras la misteriosa desaparición se esconde mucho más que una simple pesquisa policial.





En Shutter Island es difícil establecer una línea que defina su género. Thriller, terror y policiaco se mezclan con el psicológico, el drama carcelario y hasta la tragedia bélica, confundiendo una amalgama de la que creo, el espectador es el que sale peor parado. En primer lugar, porque para aunar todas esas caras Scorsese se ve obligado a estirar la película una cantidad de metraje que no hay tensión psicológica ni terrorífica que lo soporte. Alargar un drama mafioso es una cosa, dar miedo durante más de dos horas es una hazaña bien diferente.


Sobretodo porque llega un momento en que Shutter Island se vuelve previsible, o, mejor dicho, a partir de cierta confesión queda todo el pescado vendido, el enigma resuelto y los cabos atados, me parece que el parsimonioso epílogo no sólo no aporta demasiado a la historia sino que resulta cansino para un espectador que después de dos horas haciéndose pajas mentales, descubre que le han tomado el pelo y lo que quiere es que Shutter Island acabe para ponerse a comentarla.

Por otro lado, centrándonos en el aspecto más difícil, el de causar terror, Shutter Island contiene algunas escenas memorables, el protagonistmo aterrador de una caja de cerillas y alguno sustos de saltar de la butaca. Sin embargo, también creo que Scorsese demuestra su poca confianza a la hora de poner los pelos de punta con el material que tiene entre manos. En Shutter Island no hay un DeNiro que persiga abogados y electrice la sala con sus gestos y miradas dementes y Scorsese lo busca desesperadamente dibujándolo sobre los soberbios Elias Koteas o Jackie Earle Haley.


Tal vez por esa falta de confianza en su capacidad de asustar, Shutter Island delega mucha de esa responsabilidad en los efectos de sonido, sobrecargando una banda sonora clónica de El Cabo del Miedo que, a mi entender, no siempre está bien utilizada. Me chirría sobretodo al principio, cuando para recalcar la llega al sanatorio una estridente fanfarria nos ensordece durante cinco largos minutos en los que no pasa nada.

Lo que sin duda quiero destacar de Shutter Island es su prodigiosa labor de producción. Resulta espectacular el conjunto de decorados, la isla, los edificios, los efectos atmosféricos... En ese sentido Shutter Island es un diez. Scorsese consigue dar vida y por momentos aterrar a través de un realismo y de un cuidado por el detalle difícil de encontrar en el convaleciente cine de Terror actual. Es ahí donde creo que reside el mayor logro de esta película.


En definitiva, Shutter Island es un film difícil de analizar sin recurrir al que creo es su mayor punto débil, el argumento, sin embargo la nota en todo lo demás raya muy alto así queno puedo más que recomendarla y dejar en manos de los demás la valoración sobre qué le parece que le tomen el pelo durante dos horas y media.

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jueves, 18 de febrero de 2010

Críticas: Moon. Al parecer no era tan difícil.


Me refiero a que no era tan difícil hacer una buena película, de hecho, Moon, sin duda la tapada del 2009, es un peliculón, una obra de arte. Entonces, ¿qué hace falta para hacer un peliculón, que la mayoría no tiene?

Para empezar, UN actor. Uno sólo. Uno de los buenos, eso sí, aunque no hace falta que sea de los que copan las portadas, de los que mojan a las quinceañeras o figuran de forma sistemática entre los diez mejores pagados de esa farsa que es Hollywood. Uno como Sam Rockwell, bueno, bonito y barato.




Lo que hace Sam Rockwell en Moon es sencillamente una lección de atuación para quien quiera verlo. No puedo evitar recordar ese pifostio de Solaris, tan similar a ésta en algunos aspectos, dirigida por un director de campanillas y protagonizada por el tipo más sexy del mundo. Ahí está Solaris.

Pero es que para hacer un peliculón como Moon también hace falta una buena historia, y la que Duncan Jones plasma en la pantalla, simple, sencilla, pero profunda y tremendamente emotiva, poniendo a flor de piel un Terror visceral e inherente al ser humano, el miedo a perder la identidad, a que te roben lo que eres, a no ser nada, a no ser...


Y por último hace falta dinero. Comparar el presupuesto de Moon con el de grandes producciones que se la han pegado en taquilla es como comparar al Madrid con la Ponferradina, y sin embargo Moon le da muchas vueltas a sagas millonarias o a pastiches hypeados del tres al cuarto. El trabajo de diseño de produción, de efectos, de todo, es impresionante.


La lástima, que haya que bucear para encontrarla. Me pregunto a cuánto público va a llegar Sam Rockell, este Wall-e humano y lunar, a pesar de sus éxitos en Sitges 09, cuánta gente se quedará sin disfrutarlo.

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miércoles, 17 de febrero de 2010

Críticas: Ágora. Qué envoltorio más bonito.


Acabo de terminar de ver Ágora, por fin, y he de decir que qué bonica, qué interesante, qué emocionante todo, qué zzzz, zzz, zz... Pero no te enfades, Alejandro, es que de verdad, lo que cuentas, me la pela tanto, que no sé cómo he aguantado viéndola hasta el final.

Porque Ágora me ha parecido más que nada un escaparate cojonudo de una tienda de maquetas, de una de disfraces, o un curso de fotografía cinematográfica, vamos, los Goya que ha ganado, pero yo digo, como película, un peñazo que todavía no comprendo.




¿De qué va Ágora? Del ascenso al poder de los cristianos, a los que retrata como poco más que una manada de catetos manipulables, casi sacados directamente de los Monty Phyton. De la destrucción de la biblioteca de Alejandría, que se ventila en media hora. De una señora muy lista y muy curiosa, pero nacida en una época chunga para que las mujeres investigaran nada. Del ego que no le cabe en los calzones al amigo Amenábar, que cual Tarantino o Bay ibérico se marca un desarrollo descomunal para una historia tan tonta como vacía.



Muy bonita la historia de Hipatia, aunque sus investigaciones y descubrimientos no pinten una mierda en Ágora -ni en la Historia Universal, realmente- hasta los cinco últimos minutos de metraje, donde a la voz de ¡venga que esto hay que terminarlo! el guapo de San Cirilo se saca de la sotana una misa sangrante para eliminarla.



Retorcida la visión del cristianismo, secta con la que no me identifico pero que no me extrañaría si el Papa un día le pone una vela negra a Amenábar en su altar reservado para estas cosas. Vaya vapuleo que le suelta el tío a los jefazos de la Iglesia.

Qué pasa, que en el siglo XXI, creo yo, que todas las dudas cosmológicas están superadas, que esa visión redundante del cristianismo más oscuro está más que pasada de moda, y que un derroche de cartón piedra no va a hacer que nos corramos en el cine.


Lo demás, una película lenta, sosa, sin emoción, sin interés por personaje ni acontecimiento alguno... No, no sé de qué va Ágora.

En fin, me voy a ver Tesis, que a ésa sí que le tengo cariño.

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Críticas: Up in the Air


No me gustan las películas moralistas. No me gusta que me den lecciones, que me "muestren" en pantalla lo que la vida feliz debe ser, el espíritu de la navidad futura convertido en ejemplo de lo que está mal a través de un personaje que se cree un tipo completo pero, ah, gran error, no lo es.

Porque en los conservadores y tradicionales Estados Unidos no sólo no conciben la vida de otra manera que la de matrimonio + hijos + trabajo estable + furgoneta familiar + desayunos gigantes y día de acción de gracias, no, no sólo no lo entienden sino que utilizan una y otra vez las películas para aleccionarnos.

Up in the Air es un coñazo de película, no por mala o lenta sino en el sentido de que se trata de una más como tantas otras en las que el personaje principal verá su vida cambiar ante sus ojos. Primero defenderá su filosofía pero ah! en el momento justo descubrirá su error.



Tiene gracia que esta lección empalagosa que es Up in the Air nos la quiera dar un tipo como George Clooney, paradigma de todo lo contrario, en fin.


Y es gracias a George Clooney -y sobretodo a Vera Farmiga, qué clase, qué elegancia y belleza derrocha en cada plano- que Up in the Air no se descubre claramente como lo que es, un pastiche telefílmico de sobremesa con moralina relamida.

La película empieza muy bien, con un Clooney fascinante, con una historia por contar, con un drama personal que nos muestra pero no pretende ser comprendido. La pregunta es por qué de repente todo se transforma en una cosa así como un charla larguísima del Foro de la Familia.


Up in the Air sin embargo no aburre, está bien narrada, ya digo que Clooney como tipo frío y sin relación social alguna y Vera Farmigia elevan el film por encima de sus posibilidades, y tiene las suficientes escenas dramáticas como para tenerte enganchado a la pantalla. Simplemente, lo que sucede en ella no nos dice nada.

La única que puede sacar algo en claro de Up in the Air es la niñata empollona a la que Clooney tiene que enseñar las verdades de su trabajo, los demás empiezan y acaban en el mismo sitio.


Lo bueno, es que mientras me veía venir el final más típico y vomitivo de este tipo de pelis, el último giro de guión, el que pone a Clooney en su sitio, al menos me pareció acertado, realista y la mejor manera de terminar Up in the Air.

En fin, que no sé si aprobarla o suspenderla. La apruebo por el trabajo descomunal de un perfecto elenco de actores, en especial George Clooney en la mejor interpretación de su carrera, pero no creo que vuelva a verla.

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martes, 16 de febrero de 2010

Críticas: Los Sustitutos.


Hace tiempo que el hecho de que una peli lleve junto a su título el nombre de una gran estrella ha dejado de ser sinónimo de algo grande. Muy pocos son los actores y actrices de renombre que en algún momento no vendan su alma al diablo, más aún, estos que fueron grandes estrellas y ahora se ven desplazados por niñatos imberbes que brillan en la oscuridad.

El nombre de Bruce Willis nos seguirá llevando al cine, pero no con la ilusión de ver un cañón de película, sino más con la intención de no perder de vista a uno de nuestros ídolos de la infancia y la adolescencia. Los Sustitutos no es más que eso, una ocasión para volver a ver a Bruce Willis, eso sí, sumergido en un montón de mierda.

Los Sustitutos hereda la tradición scifi de un Asimov, un K. Dick o tipos así, en el sentido de un mundo futuro en el que la convivencia con máquinas está normalizada y casi aceptada, pero en este caso un mundo en el que las máquinas son lo único que pisan las calles, ya que los humanos nos quedamos en casa controlando nuestras réplicas cibernéticas conectados a una maquinita muy cuca.


Muchas preguntas quedan en el aire aunque tengamos la mejor intención de meternos en la estúpida trama que plantea Los Sustitutos. Animales, escuelas, el cuidado de los bebés... Quién se encarga de todo eso si los padres están conectados a esas maquinitas 24 horas al día. Igual un robotico de esos es capaz de dar de mamar, a saber.

La cuestión es que en el mundo en que un despistadísimo y a todas luces aburido Bruce Willis maneja desde la tumbona a su sustituto policía, empiezan a tener lugar unos asesinatos de maquinitas que de rebote fríen el cerebro a sus dueños. Les está bien empleado.



Lo que pasa es que durante más de una hora, una lenta e insulsa hora, Los Sustitutos nos plantea una serie de secuencias de acción entre robots de los que sabes que no pueden morir, que como mucho se escacharrarán y se levantarán tras un baño de aceite y tuercas nuevas. Así es difícil interesarse o empatizar con la supuesta emoción de la película.


Pero es cuando Los Sustitutos empieza a descargar su sobredosis de moralina, cuando Bruce decide quitarse los cables y recuperar su vida humana, cuando la lección se vuelve tan densa, incoherente y reiterativa que directamente pasa al fondo de nuestra memoria sin prestar mucha atención al final.

Total, que Los Sustitutos es algún tipo de película de acción sin interés alguno, con una moraleja un tanto obvia e innecesaria y que sin el nombre de Bruce Willis en los carteles jamás hubiera llegado a las salas.

Ustedes mismos.

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sábado, 6 de febrero de 2010

Críticas: En Tierra Hostil.


En primer lugar quiero frenar un poco la euforia espectacular que ha levantado esta película. En Tierra Hostil es un peliculón, es una película dura, emocionante y tensa, es un puntazo, pero no sé, tampoco es para ponerla por las nubes porque sí, porque aunque es la leche tampoco me ha dejado con la boca abierta.

¿Mejor que Avatar? No me cabe duda que es mejor película que Avatar, probablemente mejor que muchas de las que competirán con ella por los Oscar -y que espero y deseo que gane-, pero no me ha gustado tantísimo como para ponerme de rodillas, que es sólo lo que les falta a no pocos críticos de por ahí.


En Tierra Hostil está rodada a medio camino entre el documental y el hiperrealismo que me parece ideal para lo que cuenta, pero también me queda la sensación de que ese tono de extrema crudeza y falta de efectismo y adornos banales, ese ritmo lento y pausado, casi intimista, ese discurrir parsimonioso de las escenas, por más arrolladoras que éstas sean, me ha distanciado un poco de ese drama que pretende contar.


No sé, me ha gustado mucho, pero es tan fría, casi distante, que no me ha entusiasmado.

En Tierra Hostil nos muestra desde dentro la terrible y aterradora vida de los soldados destinados al frente, a cualquier frente, aunque en este caso se centre en Irak. Nos cuenta de primera mano lo que es vivir con el miedo constante, con el hilo entre la vida y la muerte a punto de romperse en cada misión.

El equipo de artificieros encabezado por un Jeremy Renner descomunal, se la juega en cada fotograma, y nosotros, gracias al pulso magnífico de Kathryn Bigelow, con ellos. ¿Pero qué pasa entre escena y escena de acción, entre misión y misión? Pues que no les ha salido igual de redonda. Te sacan de la película.


Una fotografía impresionante, un gusto por el detalle exquisito, grandes actuaciones... Para mí, En Tierra Hostil no es sólo la mejor película que acude a los Oscars, si no que es también una de las mejores aventuras bélicas jamás rodada, precisamente porque se aleja de la épica militarista de los clásicos del género y se centra de un modo minimalista en los personajes, en las personas. Sin grandes fanfarrias ni discursos americanistas. Sólo las personas.

La acción que promete el cine de Bigelow no falta en la que entiendo como su mejor película, ni tampoco la emoción, ni la adrenalina, de hecho abundan -sólo por el tiroteo en el desierto merece la pena pagar la entrada-, es sólo que, no sé, por algún motivo, no me ha tocado la fibra tanto como me esperaba.


En todo caso, En Tierra Hostil, es muy, muy recomendable.

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martes, 2 de febrero de 2010

Nuevo Avance de Clash of the Titans


Qué buena pinta que tiene esto. A pesar de las noticias que apuntan a que pretenden hacerle un tuneado de última hora y pasarla también al 3D -qué perreta Dios mío, el 3D mola pero no para tanto- lo cierto es que cada avance contribuye a convertir Clash of the Titans en una de las claves de la temporada.

Recordamos que se trata de un remake de Furia de Titanes, uno de esos grandes clásicos de aventuras que ya no se hacen, tan clásico, que visto a día de hoy parece viejuno y agostado. No me parece mal la idea de actualizarla, con la tecnología actual y un buen cuidado, puede salir algo grande.

Ese es mi miedo. La tecnología no la pongo en duda, el cuidado...

Ver tráiler aquí.

Lo que sí parece es que más o menos respetuoso con el original ochentero y con la propia mitología clásica, Clash of the Titans va a ser un pedazo de espectáculo de agarrarse a la butaca, con un elenco descomunal, encabezado por Sam Worthington y Liam Neeson en plan Caballero del Zodíaco, y con todos los medios a su alcance para hacer grandes cosas.

Se estrenará en España por allá por marzo, si el traslado a 3D no obliga a más de un retraso.

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En Busca del Arca Perdida, elegida la Mejor Película de Acción de la Historia.


Cómo se nos va la pinza a la hora de hacer listas rimbombantes y quedar como entendidos gafapasta con capacidad de elegir y recomendar. Ahora les toca el turno a los editores de la web Movifone, que se lanzan a la piscina y eligen las 10 Mejores Películas de Acción de la Historia. Que no es del año ni de la década ni de sus colecciones privadas, no. De la Historia.

Y les ha salido En Busca del Arca Perdida.

Y yo qué os voy a decir, me sale un deje sonrisero a asentir y decir que ole sus huevos que estoy completamente de acuerdo y que me costaría encontrar otra peli de aventuras más completa, estimulante y determinante en el cine de este género que la prmera de Indiana Jones, que además es una de mis preferidas de siempre y que yo la pondría como la mejor en muchos más aspectos.

Pero es que claro, a poco que uno se ponga a pensar cinco minutos, le vienen a la memoria Star Wars IV: Una Nueva Esperanza, Terminator, Conan el Bárbaro, Batman Begins, Piratas del Caribe: La Maldición d ela Perla Negra...

La cuestión es que la lista de Movifone habla de películas de acción, y ahí no sé si me decantaría por otras bien distintas, más de acción pura.

Esta es su lista del 1 al 10:
  1. ‘En busca del arca perdida’
  2. ‘Matrix’
  3. ‘La Jungla de Cristal’
  4. ‘El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey’
  5. ‘Star Wars V: El Imperio Contraataca’
  6. ‘Terminator 2′
  7. ‘Speed’
  8. ‘Aliens’
  9. ‘Kill Bill: Vol.1′
  10. ‘El Ultimatum de Bourne’
Pienso que habría que distinguir entre Acción y Aventuras, porque comparar, por ejemplo, El Arca Perdida con Matrix es como para morirse de risa.

Así que se me ha ocurrido hacer una lista, de éstas que propongo a veces y nadie me hace caso, jeje. ¿Cuál es la mejor película de Aventuras para nosotros? Por supuesto se admiten sugerencias.

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