lunes, 21 de septiembre de 2009

Críticas: Venganza.


Mi relación con un pedazo de actor como Liam Neeson nunca ha terminado de cuajar. A menudo le admiro, como en Darkman o La Lista de Schindler, tanto como después me saca de quicio, como en El Reino de los Cielos. Por eso cuando vi el cartel de 'Venganza' -pinturera traducción del 'Taken' original- no sólo no me llamó la atención sino que si lo hizo fue porque me recordaba a un telefilm de mediodía, sin interés maldito y un bache más en la carrera de Qui Gon Jin.

He tardado en ver Venganza mucho más de lo que esperaba, es cierto, y la verdad es que me ha sorprendido. La coloco entre aquellas cintas de las que no auguras nada bueno pero que te dejan con un palmo de narices y cara de listillo fracasado, además de un regusto a la esperanza de que el cine aún puede deparar algo bueno.


Al contrario que la mayoría de las producciones de hoy en día, cuyas expectativas suelen ser tan altas que la caída resulta estruendosa, Venganza no se complica ni se enaltace con grandes gastos de promoción, producción, efectos especiales y megaestrellas. Liam Neeson carga prácticamente solo con este intenso trhiller de acción sin respiro, inteligente híbrido entre James Bond y Jason Bourne, en el que un padre ex-agente de la CIA se ve obligado a mover cielo y tierra -y romper un buen número de huesos y cuellos- para recuperar a su hija, raptada por una mafia de tráfico de mujeres.




Venganza viene a mostrar lo que hubiera pasado si Steven Seagal hubiera decidido dedicarse a hacer buenas películas, un tipo con más recursos que McGiver y Rambo juntos y capaz de manejar todas las situaciones sin recibir un tiro ni poner un mal gesto.


Un madurito Neeson apabulla en esta película como si fuera un chaval, exponiendo de paso la crudeza de una realidad social terrible que no está para nada sacada de contexto o exagerada. Ahora que está tan de moda la polémica sobre la prostitución y las condiciones infrahumanas en que algunas mafias obligan a ciertas mujeres a vivir de ella, Venganza resulta a la vez una bofetada en nuestro acomodado estilo de vida y además un toque de atención: esto pasa.



La película peca a veces de forzar la situación, de rizar el rizo hasta el punto de que algunas averiguaciones o aciertos del protagonista parecen un acto de Dios o una casualidad descojonante, pero el conjunto es tan bueno que, mira, mejor pasarlo por alto y seguir disfrutando.



Venganza es un thriller impactante y sin resuello que te mantiene pegado a la butaca y con el nivel de adrenalina por encima de las cejas. Y encima, hará que muchas jovencitas se lo piensen dos veces antes de hacer el tonto en sus vacaciones.

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