miércoles, 13 de mayo de 2009

Críticas: Déjame entrar (Déjame dormir)

Si la premisa principal de una película que se presenta y se vende como "cine de Terror" se presupone que es que cause miedo, lo mínimo que se le puede exigir es que cause "algo".

Déjame entrar es una película sueca aireada a bombo y platillo como una de las mejores de todo el pasado 2008, como un hito en el cine de Terror, multipremiada, multiaclamada, vamos, el no va más, pero que si dejamos a un lado lo que mola alabar el cine nórdico y lo que viste ir de cool y deshacernos en elogios a una cinta europea que se atreva a pisar el terreno yanky del terror o de la ciencia ficción -todavía le busco el rejo a Alta Tensión, de Alexandre Ajá-, lo cierto es que Déjame entrar es un pestuño de hora y tres cuartos, que bien podía resumirse en hora y poco como mucho, y que termina igual que empieza, es decir, en silencio y a la espectativa.


¿Qué se premia de Déjame entrar? ¿El frío glacial con el que está rodada? ¿El que tenga menos alma que un gato de escayola o que transmita lo mismo que un folio en blanco o, bueno, por no ser injustos, un folio en blanco con tres motitas dispersas de tinta china?

Porque eso es, ni más ni menos, Déjame entrar una vez despojados de la pose preconcebida de ensalzarla porque sí. Un folio en blanco -por la nieve que aturulla la pantalla, por las paredes blancas de todos los escenarios, por la piel de los personajes, por lo largos de los silencios, por lo lento de los movimientos...- con tres manchitas de color colocadas casi por obligación, como son los tres ataques contados de la niña, alguna inmolación exagerada y como mucho alguna torpe ejecución mal acabada.

La película transcurre lenta y vacía, y es difícil entender su intención de dar miedo dentro de un contexto calmo y parsimonioso como una procesión por más que de repente suba la intensidad con un susto inesperado. Lo de inesperado es un decir, porque si algo hacemos durante la proyección de Déjame entrar es esperar que pase algo.




Me raya en lo más hondo y me toca los congojos que se eleve a los altares una cinta de miedo que no da miedo, después de años y años de buscar libros y cine de Terror con el que emocionarme. Si me tengo que asustar con Déjame entrar es que el listón del miedo ha caído por los suelos. Y si no es de miedo que la vendan como drama y no nos tomen el pelo. ¿Qué se premia de esta cinta?

Tomas Alfredson está rompiendo el saco de los halagos con una peli que de tan poética que pretende ser resulta distante, gélida y soporífera. Si la intención es crear una historia profunda salpicada de terror lo que le sale es un telefilm -eso sí, de factura preciosísima y fotografía, buf, espectacular- de mediodía cojonudo para echarse una siestita.

No doy un punto a Déjame entrar. No asusta, no interesa, no aporta nada, no me enseña nada... Los tres aciertos de guión que tiene se diluyen en una piscina de agua helada, sus escenas más potentes pasan casi desapercibidas, porque no se puede rodar un asesinato a sangre y colmillo desde treinta metros y de refilón y pretender que salte en la butaca. Eso, por no hablar de las escenas inconcebibles, que jamás podrían tener sentido, como que a un chuloputas de instituto le dé por ahogar a un crío en la piscina por sus narices o que un paria se ponga a degollar peña en mitad de un parque o muchas otras que dan pena, más que miedo.

De la "historia de amor" ni hablo. Con escenas rayando lo delictivo -ese pubis, esos besos- y teniendo en cuenta que la niña es mucho más de lo que aparenta ser, contra un enano infra alimentado de doce años.


Déjame entrar es una cinta intrascendente, predecible y simplona, extendida hasta el incordio, que por alguna razón está crujiendo como pocas en los últimos meses, pero que el tiempo -y no demasiado- pondrá en su sitio. Así quedará demostrado una vez más que no hace falta llenar la pantalla de sangre y gore para dar miedo, pero coño, tampoco un soneto de casi dos horas sin que pase absolutamente nada.


A lo mejor es que el cine va por otro camino y lo emocionante no lo tengo que ver sino imaginármelo. Si la función de una peli ya no es transmitir sino que todo queda en manos del espectador, entonces sí, Déjame entrar es pionera.

4 comentarios:

Unknown 13 de mayo de 2009, 17:01  

Me ha parecido un poco rudo el comentario
Pero en un mundo lleno de elogios
tambien es de agradecerse saber que siempre hay puntos en contra.
A mi me agrado el film
no me parecio genial, pero le encontre su chiste.

Seguimos leyendo el blog
Saludos desde Tijuana!!

Anónimo,  21 de julio de 2009, 17:47  

no solo creo que el que ha escrito esta crítica no tiene ni idea de cine (ni de terror ni de ninguna clase), si no que creo que además le falta prudencia. Porque puede ser que encuentres malísima, no sé, La maldición, pero esta? Mira, no merece la pena ni argumentar porqué es una película excelente. Si a ti no te transmitió nada quizás el problema está en ti. Y yo no la considero una peli de terror. Seguramente disfrutaste más con el tren del terror, no? Seguro...

Anónimo,  27 de agosto de 2009, 23:16  

Primera vez que entro en tu blog y primera "crítica" que leo .

No has entendido absolutamente nada amigo....

Película excelente , la mires como la mires..... en fin .

Te lo repito : Ni idea .
Mejor te trabajas un blog de cualquier otra cosa que no sea cine.... seguramente te quedará más digno.

Anónimo,  25 de septiembre de 2010, 13:47  

Ami me gustó. Si bien no tiene los mejores efectos especiales del mundo y no deberia calificarsew de Terror sino de Misterio y sobrenatural por poseer vampiros, es mucho mejor que el truño de Crepusculo XDD

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