martes, 26 de mayo de 2009

Críticas: El Niño con el Pijama de Rayas


Llevo varios meses de retraso al escribir esta crítica. Ya hace tiempo que vi El Niño con el Pijama de Rayas, animado por la lectura voraz de una novela sublime, enternecedora, desgarradora. Quiero comentar la peli para describir un ejemplo de cómo el cine puede pasarse por el forro una fantástica novela.

El Niño con el Pijama de Rayas, novela de John Boyne, es uno de los fenómenos literarios más espectaculares de los últimos años, teniendo en cuenta que viene de un autor irlandés todavía no consagrado. No es un Harry Potter ni un Crepúsculo, filones desalmados encumbrados por la prensa especializada y por los vendedores de palomitas. En este sentido, El Niño con el Pijama de Rayas es del tipo más bien de Los Hombres que No Aman a las Mujeres, novelas robatitulares que consiguen llegar al gran público y hacerse grandes sin hacer demasiado ruido.


Es, El Niño con el Pijama de Rayas, una novela minúscula, casi un relato extendido. Una lectura sencilla, agradable y cómoda, que por breve y manejable encaja en cualquier momento y lugar. Además, la historia que narra, estremecedora en lo más profundo, cala de tal manera en cualquier ser humano con corazón que una vez empezada es imposible apartarse de ella.

¿Cómo consiguió John Boyne algo así? La clave está en la maestría del joven autor para convertirse durante ese puñado de páginas en un niño de nueve años, para no ver nada más que lo que él ve, para no saber nada más que lo que este niño sabe, y para entender lo que sucede a su alrededor al mismo tiempo que él.


De esta manera se sumerge -nos sumerge- en un mundo de inocencia y optimismo que contrasta de una manera tan cruel con lo que realmente sabemos que está viviendo el niño que no podemos más que emocionarnos, reirnos, conmovernos, horrorizarnos. El Niño con el Pijama de Rayas convoca tal cantidad de emociones en tan pocas páginas que se convierte en una cuesta abajo a flor de piel hacia un desenlace desgarrador.


La injusticia del ser humano, la maldad, los errores injustificables, el odio... Destapados y desnudados por una mente limpia y ajena que no acierta a comprender cómo podemos ser tan... Pongan ustedes el adjetivo.

La novela de John Boyne, con estas armas tan "tramposas" y con un efectivismo asegurado, sacudió los cimientos de la población lectora y pegó un verdadero pelotazo. ¿Cómo no apresurarse a sacarle más dinero?



Así nos llega El Niño con el Pijama de Rayas, película, un producto fruto de las prisas, del oportunismo y de la avaricia, que lejos de perseguir una adaptación fiel al corazón de la novela, se aleja de los grandes aciertos de ésta y se centra en obtener los mismos resultados: la conciencia social, la lágrima fácil y en último lugar, la recaudación.

Sin embargo, El Niño con el Pijama de Rayas de Mark Herman no comparte con la novela de Boyne más que el hilo argumental, la idea primigenia, pero destroza toda la magia del libro ignorando un buen número de puntos vitales.



Para empezar, se pierde por completo la visión subjetiva a través de los ojos de Bruno y El Niño con el Pijama de Rayas se convierte en una película formal, correcta y típica. Elimina las referencias infantiles, las confusiones de un Bruno que en el libro sueña con ser explorador, que conoce de lejos a un tal Furias y que odia su nuevo hogar y sólo sueña con volvera jugar con sus amigos. Todo esto desaparece en el film.


Como de repente cambia un padre autoritario y distante por uno entregado y amoroso, la hermana ya no es repelente y se liga a un nazi, ni su amigo del pijama es un muchacho desnutrido y enfermizo siempre muerto de hambre. Cambia el inicio, mucho del medio y todo el final, elimina escenas y situaciones, desvirtúa la caracterización que Boyne le había dado a un sin fin de personajes y de lugares, da la sensación de que se queda en el envoltorio de la novela y no se atreve -por incapacidad, por limitación del director o por falta de interés- a fundirse con ese núcleo visceral que convertía la novela en única.

El Niño con el Pijama de Rayas es una película fría, tramposa y vacía, que sólo sabe jugar con el espectador con unas cartas que le son dadas, sólo cuenta una historia más, una historia triste y dura, sí, pero no la magnífica historia que Bruno vivía en la novela.


Al ver la peli sólo pensé en qué pocas cualidades vería la productora en la novela de Boyne para centrarse tan sólo en el efecto superfical -sí, hay un niño nazi que se hace amigo de un preso judio a pocos metros metros de la muerte y tal- y perpetrar esta adaptación express con la esperanza de aprovechar el tirón del éxito literario. Maldito Don Dinero.

2 comentarios:

Anónimo,  26 de mayo de 2009, 18:21  

No sabia que esta era una peli de horror :S

Bicha imperfecta. 2 de junio de 2009, 14:40  

no entiendo el comentario de Vampirascopio, ni que esta web se dedicase sólo a películas de terror... ¬¬

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