sábado, 14 de marzo de 2009

Crítica de Watchmen: Los superhéroes van a terapia


Llevo semanas, vamos, meses, vamos, años, ya no sé ni cuánto llevo oyendo que Watchmen, de Zack Snyder iba a revolucionar el cine de superhéroes. Y he de reconocer que es cierto. Watchmen, de Zack Snyder, consigue convertir el cine de superhéroes en un tostón aburridísimo, vacío, intranscendente y muy, muy prescindible.

No voy a ser yo el que diga que Watchmen es un coñazo, no lo haré, más que nada por respeto a los miles de miles de aficionados a los que les habrá gustado. Yo hablaré sólo en mi nombre y en el del puñado de personas que languidecíamos en la sala de cine -sí, reconozco que me giré un par de veces para comprobar que no era yo solo el que quería cortarme las venas-, y diré que Watchmen es de lo más aburrido que he visto en mi vida.




Lo mejor que puedo decir de Watchmen es que, como adaptación de una novela gráfica, ojalá fuera una novela gráfica. Su ambientación, su diseño, su colorido, me parecieron lo único salvable de la película, además de una banda sonora de clásicos pop y rock que sí que merecen la pena, ¡pero joder, con dos o tres vale que no es el musical de Fama! Encima algunos están encajados en la trama de manera tan burda como pegados con chicle gastado.

El argumento es reiterativo y pesado para alguien no americano o, en el mejor de los casos, no puesto al día en los tejes y manejes de la política setentera y ochentera. Todo el rollo de misiles de guerra fría y de potencias en conflicto se queda en el limbo sin una mejor explicación que una decena de titulares sin traducir y escenas imprecisas, durante esos títulos de crédito eternos hiperralentizados, nota general de la película.

Contra ese ritmo "frenético" chocamos gran parte de los que fuimos a verla. Watchmen es tan condendamente lenta, tan pesada, tan rollazo, que llegado un momento sólo tienes ganas de que termine, gane quien gane esa estúpida confrontación que plantea.

Se me ocurren muchas cosas que podría haber hecho durante las dos horas y pico que perdí sin ver nada, absolutamente nada que resultara mínimamente interesante. Por ejemplo, ver la peli del Chihuahua. Seguro que al menos me hubiera entretenido.

En una época en la que se dice que ya no se escribe, me gustaría saber cuántas líneas, cuántas páginas de diálogos tiene este pestuño de guión. Bla, bla, bla, bla... Filosofía, metafísica y pajas mentales de parte de un engendro azul, de un flipado metrosexual con delirios de grandeza, de un tirado oculto por una capucha psicodélica o por cualquiera de los otros fantoches, pero bla, bla, bla durante dos horas y media.

Total para no decir una mierda.

La historia va de que en los años ochenta, gobernados por un Nixon más chanante que cualquiera de las caracterizaciones de Joaquín Reyes, un puñado de superhéroes malviven escondiéndose de una sociedad que les ha dado la espalda. Sin embargo, cuando en plena Guerra Fría parece que los rusos van a liarse a zambombazos con los USA, aparece una amenaza extraña que pretende eliminarlos uno a uno, empezando por el Comediante, hay que joderse, el único que tenía gracia.


Pero entonces los supervivientes, recordemos, fondones y retirados, desempolvarán sus trajes de latex y lentejuelas, y descubriremos que gracias a los milagros de la Wii Fit han conseguido mantenerse en la forma suficiente para rescatar peña de un incendio, salir con vida de una prisión de máxima seguridad en plenas fallas y follar al son de un Aleluya.

Yo quiero las pastillas adelgazantes del Búho Nocturno.


En definitiva, nos encontramos con una película con más cámara lenta que un partido de fútbol del Plus, con unos diálogos eternos, enrevesados y pedantes en plan leyes de la naturaleza humana y con menos emoción que Dogville doblada al pakistaní. Un película de superhéroes donde lo más difícil es no dormirse y donde la ¿trama? infantiloide y fascista resulta tan manida y desgastada que una vez resuelta te hace sentir estafado y como si te hubieran robado siete euros y dos horas y media -¡dos horas y media!- para darte más de lo mismo.

Las paranoias melancólicas y ultradesarrolladas de los personajes no interesan a nadie, parecen de telenovela, las pamplinas filosóficas del bicho ése azúl tampoco y todo el rollo del Apocalipsis en una peli que supuestamente transcurre hace treinta años no resultan ni creíbles ni emocionantes.


Watchmen es una película completamente olvidable, hueca y sin interés, una experiencia soporífera que sacará de quicio a cualquier aficionado a algo más que los efectos digitales y las imágenes bonitas.

Decían que la novela gráfica Watchmen era inadaptable y algunos se felicitan porque Snyder lo haya conseguido. ¿Que haya conseguido qué? ¿Aburrir a las ovejas? Así se puede adaptar cualquier cosa, cualquier tocho de mil páginas y seiscientos tomos caba en una peli de casi tres horas donde no se haga más que hablar y hablar y explicar y explicar lo mismo. Watchmen era y es inadaptable porque al cine uno va a entretenerse, a divertirse, y no a pasarse la tarde con comidas de tarro irrelevantes. Para eso que se compren la novela y le dediquen el tiempo que quieran.


Si el resultado obtenido es o no es una adaptación fiel me da igual porque no he conocido la novela gráfica hasta el día que empezaron a hablar de la película. Lo que sé es que una cosa es una cosa y otra cosa ya son dos. Y Watchmen novela puede ser la polla en verso pero Watchmen película es irritantemente aburrida.

Así que, mira, lo siento, Watchmen es un coñazo.

3 comentarios:

Benarés,  22 de abril de 2009, 15:56  

Crítica brutal
Pues pensaba verla estos días. A ver qué tal me sabe

Anónimo,  5 de octubre de 2010, 9:36  

baaaaaaa seguro q a ti te gusta cualquier mierda que dan en la tv...definitivamente es una de las mejores peliculas del la decada...ve a ver peliculas de disney si quieres diversion...es una pelicula para pensar...si es que lo haces claro esta

Anónimo,  31 de agosto de 2011, 22:27  

dedícate a crear animaciones en flash....por que de críticas ni puta idea....Un saludín.

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