jueves, 12 de marzo de 2009

Críticas: La Conspiración del Pánico


La Conspiración del Pánico, que es como aquí se ha llamado a Eagle Eye (siempre estaré agradecido a los traductores de títulos por su contribución a mi inglés. Lo apunto: Eagle=Conspiración, Eye=Pánico), es un trhiller de acción que empieza como thiller y termina como acción.

Empieza de manera sublime en la línea del mejor suspense y termina en un correcalles sin explicación ni sentido como si Michael Bay se hubiera colado en la función echando a patadas al resto.

La Conspiración del Pánico está producida por Steven Spielberg, y no en vano deja entrever algunas manías que este director ya pinceló en su Minority Report: ese miedo a que la tecnología al servicio de los gobiernos consiga alienarnos y tenernos controlados de noche y de día. Pero La Conspiración del Pánico va más allá, casi entroncando con un rollo Terminator, cuando resulta que esa tecnología tan potente es capaz de mover los hilos a su antojo para consumar sus propios fines.




¿Es una locura tan grande? La película lo plantea en su inicio de una manera potente. Hoy en día el trescientos por cien de los aparatos con los que ordenamos y dirigimos nuestra vida -en los que confiamos, en una palabra- están controlados por señales eléctricas, vía cable o wifi, que se pueden piratear. No hay mucha gente, por suerte, que sea capaz de hacerlo, pero partimos de la base de que el Gobierno de Estados Unidos, como garante de todas las libertades y protector del planeta, tiene todos los códigos.

Semáforos, satélites, móviles, letreros luminosos...
La Conspiración del Pánico plantea una versión apocalíptica del Gran Hermano que podría ponernos los pelos de punta si consiguiera mantenerse consistente durante todo el metraje.

Porque ese es el problema de La Conspiración del Pánico, que a mitad de película, una vez presentado el quid de la cuestión de manera impecable, transmitiendo ese miedo, esa angustia que se apodera de Shia LaBeouf y Michelle Monaghan, y sabiendo crear verdadera incertidumbre al espectador, la catarata de casualidades es tan abrumadora que te hace perder la fé y la confianza en su premisa inicial.


Porque puede que muchos trastos puedan controlarse por control remoto desde el Pentágono, pero todo eso queda en fuera de juego frente al "factor humano". Y la laguna de La Conspiración del Pánico es querer convertirse de repente en una Jungla de Cristal 5 en la que las explosiones, accidentes, tiroteos y hasta las toses del personal estén también programadas. Y no cuela oiga.

En fin, una película muy entretenida pero que sin duda hubiera mejorado aún más de mantener la línea de los primeros minutos. Cuando pasa del suspense a la carrera de supervivencia se convierte en una peli más de esas.

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