domingo, 10 de enero de 2010

Críticas: Bienvenidos a Zombieland.


O cómo hartarse de reír y meter caña con la excusa de matar zombies. Zombieland no es una más de este subgenero -casi género en sí mismo- de comedias gamberras a base de muertos vivientes. En la línea de la hilarante Shaun of the Dead (Zombies Party aquí por algún motivo), encontramos una genial sátira, una crítica mordaz y sobretodo hora y media de genuino divertimento.

Zombieland es la primera película de Ruben Fleischer, liado ya en la preparación de una inevitable segunda parte, teniendo en cuenta los excelentes resultados de ésta, y cuenta cómo en un futuro no muy lejano el planeta se verá inundado de muertos vivientes voraces y muy contagiosos mientras los humanos spervivientes se ven reducidos a grupitos sueltos y a resolvérselas como puedan para sobrevivir.




Un de estos grupos, probablemente uno de los más raros, lo formaran Columbus (Jesse Eisenberg), un freak desgarbado e inocentón que se ampara sin remedio en sus propias Normas de Supervivencia contra Zombies, Tallahassee (Woody Harrelson), un palurdo sureño empeñado en ser el mejor cazador de zombies y en encontrar el últrimo twinkie, y las hermanas Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin), huérfanas que consiguen ir tirando haciendo gala no de las mejores artes precisamente.


La aventura de este grupo, en esta comedia de terror/peli de colegas, es cruzarse el país en busca del parque de atracciones Pacific Playland, donde se supone que no hay zombies. Todavía.

Desde los desternillantes títulos de crédito, cargados de gore a cámara lenta y situaciones para partirse la caja, encontramos que Zombieland no va a ser la típica comedia gamberra al uso. Además de sus toques de género y personajes y situaciones estereotipadas, presenta una serie de novedades o más bien peculiaridades que sin ser nuevas del todo enriquecen la película y la diferencian del resto.


Me refiero, por supuesto al uso de la cámara lenta, pero también a la voz en off o hasta al recurso visual de integrar en pantalla los letreros de las reglas de Columbus. Zombieland no da una concesión a lo políticamente correcto, se mete con todo y con todos, le da caña a Hollywood al sistema y a mil y una convenciones sexuales y sexistas que tenemos asumidas.

Aquí ellas son más listas y más fuertes que ellos, el palurdo es el más fantasma pero también el más efectivo y, como si de la ley de Murphy se tratara, todo lo que pueda salir mal, saldrá aún peor.


Zombieland parte de un argumento ramplón y de la premisa de un viaje salvador que llega a dar exactamente igual desde el momento en que queda claro que zombies va a haber en todas partes y que no existe refugio posible. Da igual, no son más que excusas para poner a estos cuatro elementos al límite y disfrutar de sus relaciones, reacciones y salidas de tono.


Destaco la secuencia inicial con Columbus intentando entrar en su coche perseguido por dos alimañas, la secuencia del supermercado, Woody Harrelson pasándolo en grande, y sobretodo el cameo en la mansión. Brutal, genial, de lo mejor del año.

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