jueves, 13 de agosto de 2009

Críticas: 'Arrástrame al Infierno'. Este es el camino, Sr. Raimi


Me reí, me asusté... ver 'Arrástrame al Infierno' es como volver a esa época del cine por diversión, del cine informal de palomitas y despelote veraniego, una sobredosis de todo lo que un fan del género de Terror puede buscar para pasar un rato divertido.

Para hacer cine de Terror "estricto" ya están otros. Para hacer cine de Terror divertido, espectacular y además, acongojante, sólo ha habido y hay un maestro.

Se pueden cubrir actores de pringue viscoso y llenar la pantalla de zombies, se puede dar un cuchillo a un pobre diablo y ensangrentar vecindarios y campamentos o se puede introducir un supuesto demonio en el cuerpo de un niño y dejar que las desgracias vayan pasando solas. Pero Sam Raimi siempre saber ir más allá.


Por que quién no tenía claro que el tipo que parió la saga Evil Dead, que nos estremeció con Darkman, que supo crear horror de un entorno rural en Premonición, tenía que regresar algún día de su viaje recaudatorio por el cine fantástico y ese despropósto de aniquilar a Spiderman. Sam Raimi tenía que volver a casa, y con 'Arrástrame al Infierno' bien que lo ha conseguido.

En la mejor tradición de Romero, de Craven, del propio Raimi, el mejor Terror es el que va inequívocamente unido a la comedia. 'Arrástrame al Infierno' consigue arrancarnos una carcajada casi a la vez que nos estamos retordiendo de Terror, lo que convierte el siguiente susto en un rebote aún mayor sobre la butaca.

'Arrástrame al Infierno' es Alison Lohman, sin más. La joven actriz (Cosas que perdimos en el fuego, La Flor del Mal) se merienda ella sola esta película en su papel de mojigata empleada de banca decidida a demostrar que es capaz de tomar decisiones difíciles en pos de un merecido ascenso, aunque esas decisiones incluyan el denegar un aplazamiento de hipoteca a una anciana a punto de perder su hogar.


De esta manera se ríe Sam Raimi de la crisis económica, planteando una rebelión del peatón sobre la tiranía del banco, imaginando que uno de nosotros pudiéramos devolverle a los banqueros todas las putadas que nos hacen. Maldiciones por comisiones, es el lema de 'Arrástrame al Infierno'.

Porque la anciana resentida le encasqueta una maldición a la pobre Lohman que pa qué las prisas, invocado a un ser -Raimi se ahorra un montón de dolores de cabeza al no mostrar al Lamia, y de paso evita el alto riesgo de caer en la parodia- que se llevará su alma si no lo remedia.


En el remedio está la cuestión. De eso va 'Arrástrame al Infierno', de quitarse maldiciones de encima. ¿Y a qué estarías dispuest@ tú para espantar una maldición?

La película cuenta con algunos momentos aterradores, a pesar de lo caro que se a puesto el impresionar al espectador hoy en día -al menos sin recurrir a la casquería cruda y gratuita de la saga Saw, por ejemplo, o al remake subido de gore-, pero sobretodo nos trae algunas originales sorpresas, no siempre agradables, que te pondrán los pelos de punta de puro desternillantes.


El resto del elenco de 'Arrástrame al Infierno' es poco relevante para la historia, incluso el limitado Justin Long, cuyo papel de marido incrédublo podía haberlo hecho igual una marsopa, porque la función es toda de la bellísima Lohman y de Lorna Raver, esa anciana Sylvia Ganush que poblará nuestras pesadillas a partir de ahora.
Como en el buen cine de Raimi, 'Arrástrame al Infierno' atiza también a la hipócrita sociedad americana, sacándoles los colores a esos banqueros sin escrúpulos o a esas familias adineradas tan gustosas de aparentar. Toca diferentes aristas aunque sea de refilón, pero sobretodo es un entretenimiento divertidísimo y gamberro, mezcla perfecta de terror-asco-risa, como sólo el gran Raimi, el verdadero Raimi sabe hacer.

Y atentos al remake de Posesión Infernal que se anuncia para 2012. Lástima que está ya tan trillada, aunque, después de 'Arrástrame al Infierno', la espero con mucho más optimismo.


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