viernes, 13 de febrero de 2009

Batman & Robin


Hoy, después de muchos años, he vuelto a ver ese clásico de la mierda cinematográfica llamado Batman y Robin, y he de decir que después de Batman Begins, sobretodo, y un poco también después de El Caballero Oscuro -aunque ésta no sea una película de superhéroes- el infumable esputo de Joel Schumacher ha envejecido bien: sigue siendo igual de apestosa que hace doce años.

Vayamos por partes, como dijo Jack el Destripador. Pongámonos en situación: Finales del siglo XX, las películas de superhéroes asoman como una luz al final del túnel de las películas de acción, se anuncian el regreso del mejor Spiderman, está por ahí retomar la senda perdida de Superman y los X Men quedan a la vuelta de las esquina. Lo mejor de todo, la saga de Batman, que aunque ha sufrido un doloroso bajón por la espantada de Tim Burton y ese extraño y psicodélico episodio apellidado "Forever", sigue fuerte en taquilla y todavía está en el candelero. Nos anuncian un cambio de reparto y la firma por dos películas más del hombre murciélago. Y entonces, Schumacher hace esto:


Porque el gran éxito y, vamos, la chispa que hacía que los Batman de Burton funcionaran era ese goticismo oscuro y sombrío que tan bien le pega al personaje, que lo enriquece, que lo acompaña y nos hace entenderle. Alejarse de la serie pseudo cartoon e infantilogay de los sesenta para adentrarse en el verdadero territorio del hombre murciélago, a saber: la noche y las sombras.

Cuando los responsables -lúcidos, como siempre- de los estudios decidieron que a Burton se le estaba yendo un poco la pinza y que si seguían contando con él iba a asustar a las viejecitas y a los infantes que tantas entradas de cine consumen, metieron a Batman en el mundo del videoclip alucinógeno en el que vive Joel Schumacher. Y si con Batman Forever consiguieron salvarse por los pelos y que no apalearan a Jim Carrey, con este Batman y Robin solamente consiguieron arcadas.

Madre mía, madre mía, cómo me lo voy a llevar todo crudito...

La película introduce el concepto de superhéroe guasón, simpaticote, y de malo ocurrente y cachondo, en especial Mr. Freeze, que se reserva las mejores frases de la cinta, vamos, un desparrame, una guasa, ¡un gracejo! Las frases de Schwarzenegger son lo más divertido de la película hasta que aparece Alicia Silverstone.



Míticas pantuflas...


Pero además de ese humor chusco y sin puñetera gracia, Schumacher también nos regala colorines por todos lados, una epilepsia visual al alcance sólo de Candy Candy y que incluye luces de neón precursoras del tunnnig, fluorescentes de colores, bat-trajes de cuero con detalles en rojo, azul o plateado, según la ocasión, y una Uma Thurman que parece salida de un catálogo de disfraces de carnaval.

El rollo va de que Mr. Freeze necesita mucho dinero para investigar la manera de curar a su esposa congelada, y aunque en aquella época todavía no había esta crisis que hay ahora, al parecer la única manera que tiene para conseguir las pelas es congelando a toda la ciudad para chantajearla después. En fin, cosas de Arnie. Total, teniendo en cuenta que es la peor actuación de su carrera -tela-y que se llevó 25 kilos por ello...

Ojo al dato: dos veces decatleta olímpico y Nobel de biología nuclear. Se ve que estudiaba entre entrenamiento y entrenamiento.


Por otra parte, Uma Thurman repite el papel de Jim Carrey en la peli anterior e interpreta a una científica sucia y desaliñada que después de un accidente bla, bla, bla... lo de siempre. Con Uma Thurman me pasa algo raro, siempre me ha parecido fea -hombre, fea de las de dar miedo no, ya hablaremos de Batgirl-, al menos no tan pivón impresionante como al parecer se la percibe desde fuera de mi mente. En fin, es así.

"¿Serán los hombres... o será el Photoshop?"


Batman está ¿interpretado? por George Clooney -what else?- y su misión consiste en decir las menos frases posibles y poner media sonrisa y cara de soy guapo, lo sé y tú lo sabes, por eso estoy aquí, porque tu mujer se me quiere follar y el estudio, amigo, también lo sabe. Pues qué más voy a decir yo si hasta el amigo George ha reconocido que éste fue su mayor error, que la peli es una mierda y la idea era mala pero bien pagada. Clooney está desubicado, perdido, incapaz y fuera de sitio, y lo único que hace todo el rato es mover la cabeza de un lado a otro como si tuviera un tic incontrolable. Excepto cuando va vestido de Batman, que como el traje no le dejaba mover la cabeza, se mueve todo entero.

Tenemos a Robin, a ver si soy capaz de escribir acerca de Chris O'Donnell sin vomitar... no, no puedo.

¡ADELANTE, SUPEREQUIPO!

También sale Perdición, precursor de Flubber y muñecote estúpido que parece hecho de plástico del malo y que se pasa por el ojete el verdadero Bane de los cómics.

Al final Popeye sufrió los efectos secundarios de tanto atiborrarse de espinacas...



Y después lo de Batgirl, o Fatgirl, como la llamaban en el rodaje, ya que engordó tanto que no cabía en el traje que le habían hecho a medida (esto es verídico, no me lo he inventado yo ni se trata de una crítica gratuita).


Mensaje para Alicia Silverstone: Dios mío, qué te hemos hecho para que sigas actuando. Dónde quedaron aquellos videos de Aerosmith tras los cuales debiste haber ingresado en una clínica de eutanasia...



Madre mía, qué despropósito. Una Batgirl pepona, bigotuda y con la boca torcida, que no actúa, hace el ridículo.

Como ridículo es la mitad del guión -la otra mitad es infecta:
Tenemos una sucesión de frases de mierda, sin gracia, sin contenido, un mayordomo filósofo y unos villanos sacados de madre. Uno con el plan más estúpido del universo, el de congelar la ciudad, y el otro con un plan inexistente, porque, ¿qué carajo persigue Poison Ivy?

¿Y cómo se alarga un bodrio así hasta las dos horas de película? Pues ponemos fiestas, fiestas y eventos por toda Gotham, tenemos surf desde un cohete que explota -Kobabunga, como bien llega a gritar Robin-, una pelea de Hockey sobre hielo por un diamante, carreras callejeras en moto, una danza brasileña con concurso de belleza incluido, pandilleros fluorescentes...

Y escenas memorables tiene a puñaos, como la de Mr Freeze obligando a cantar a sus esbirros mientras marca el ritmo con sus zapatillas de oso polar, Uma Thurman escondida en un traje de mono peludo, o Batman enseñando su Bat-tarjeta de crédito.

"No salgo de la cueva sin ella".

Podría destripar la peli plano a plano, burlarme de sus estupideces y de hacer aquí un pliego de escenas absurdas y frases ridículas, pero me alargaría y me aburriría muchísimo. Todos la hemos visto y sabemos de qué bazofia hablamos. Pero sí quiero comentar la impresión general que dejó la película en su momento.

Como muchas veces ha reconocido, Schumacher decidió devolver la franquicia a su origen televisivo, a la serie de Tv, tan entrañable como infantiloide, en la que el caballero oscuro era más bien un altruista bienhechor que apenas podía ocultar cierta barriguita tras ese pijama gris. Y lo cierto es que por momentos a Batman y Robin sólo le falta poner los bocadillos comiqueros de ¡POW! ¡CRASH! durante las peleas.

Sí, amigos. Esto sale en una peli de Batman.



El Batman de Clooney va a fiestas y hasta a programas de televisión, no para de discutir con Robin por gilipolleces y tiene más juguetes en su cinturón que el inspector Gadget en su sombrero. Es un Batman frivolizado, tan infantiloide como la serie de Adam West, con una trama que toma por estúpido al espectador y un paso atrás en una franquicia que descaradamente olvida -cuando no sodomiza- el genial legado de Burton.

Las interpretaciones, todas, son horrendas, en especial las de Silverstone, que se pasa toda la película poniendo boquitas de afila-lápices, y Schwarzenegger, qué lástima ver a Terminator, ¡a Conan!, enfangado en morralla como ésta. La película esta plagada de actuaciones cartoon, televisivas, muecas por aquí y exageraciones por allá. De diálogos tópicos que vertebran una trama simplona y plana: malo que inventa manera y motivo para destruir el mundo... venga tío....

Las escenas, por lo tanto, quedan forzadas, absurdas, pero como Schumacher lo despacha todo a ritmo de videoclip tampoco se nota. Lo que sí canta, por horrible, es ese diseño de producción estridente y multicolor, pezones en los trajes, una Batgirl fondona y la misma relación padre-hijo, hermano mayor-menor filo gay que no avanza nada desde Batman Forever. Se pone pachucho Alfred, al menos pasa algo, lo que nos lleva a la manera más absurda en la que Bárbara podría descubrir el secreto de Wayne y la Bat-cueva, el mítico video interactivo de Alfred para su sobrina:

-Quiero ayudar a Batman y Robin, tío Alfred.
-Ya lo suponía, así que te he hecho un traje.
Ala, pa'lante. Pilla la Bat-moto, ésa, la plateada, que la colorada es para Robin.



En conclusión, con esta película aprendimos:

a) que Tim Burton es un genio.
b) que los diamantes congelan.
c) que un telescopio puede utilizarse para disparar rayos, tanto de frío como de calor.
d) el motivo por el que Schwarzenegger dejó la interpretación.
e) el motivo por el que a Alicia Silverstone no la dejaron volver a actuar.
f) que Uma Thurman podía caer más bajo que en Los Vengadores.
g) que George Clooney actúa para comer, nada más.
h) que en una pelea George Clooney vs Schwarzenegger, ganaría Clooney.
i) y que según Schumacher a los seres humanos se nos puede congelar y descongelar como si fuésemos nuggets de pollo.

Antes de concluir: ¿por qué el científico de industrias Wayne, antes de ser embestido por el gigantesco telescopio y quedarse colgado de él para sobrevivir, dice "hoy es uno de esos días"? ¿Le ha pasado más veces?

Y ya por último, Señor del Cielo, allá dónde estés, bendice ahora y por siempre a Christopher Nolan.

Amén.

P.D.: Ojo, que Schumacher ha pedido perdón:

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