martes, 24 de febrero de 2009

Alien: El Octavo Pasajero.

¿Alguien sabe qué sucedió en la Ciencia Ficción a finales de los 70 y primeros 80? ¿Ha habido en cualquier época y en cualquier género una cosecha tan rica como aquella?

Entre el año 1977 y 1984 se estrenaron La Guerra de las Galaxias, Encuentros en la Tercera Fase, Superman, Alien, La Fuga de Logan, E.T., Blade Runner, Terminator o Dune, éxitos clásicos a los que podrían sumarse, en el campo del Terror, La Profecía, El Resplandor, La última Casa a la Izquierda o Poltergeist, entre muchos otros.

Podríamos ampliar la orquilla apenas un año más por arriba o por abajo y abarcaríamos un buen puñado de películas más. Y no es de extrañar que en esta gloriosa lista de carne de remake, dos películas míticas como Blade Runner y Alien se las debamos al gran Ridley Scott.


"No tenéis ninguna posibilidad. Pero contáis con mi simpatía".

Alien: El Octavo Pasajero. Yo no sé cómo he tardado tanto en ver esta película. Tal vez por pereza, que dura casi dos horas, o por falta de curiosidad, ya que de ella se sabe casi todo, pero creo que más bien porque la estaba reservando. El caso es que la puse ayer y no me defraudó en absoluto.


Apenas pude pestañear durante esas dos horas. Cada instante, cada fotograma, me pareció tener un sentido, un propósito concreto. No vi escenas de relleno ni diálogos pseudo graciosos en plan guiño al espectador. No vi concesiones a la galería ni derroches de efectos ni alardes de presupuesto. No vi delirios de director, ni escenas videocliperas ni giros efectistas de guión. Encontre una peli sólida, compacta y muy, muy realista, dentro de su género.

Eso es lo que más me llamó la atención, su credibilidad. Vale que es una nave espacial y que sale un bicho enorme pero, aceptando la premisa de que un día pudiéramos navegar el espacio, el diseño decadente de producción, los uniformes, los comportamientos, las situaciones y hasta la trama me parecieron mucho más verosímiles de lo que estamos acostumbrados a ver.


El ambiente envolvente del silencio sólo roto por los ruidos propios del funcionamiento de la nave espacial también me ayudó a sentirme dentro de una crónica real. Ya sé que no será así ni que tendrán esa libertad de movimiento hasta dentro de varios millones de dólares más, pero desde luego me pareció más creíble que el vacío plagado de cables y máquinas de Matrix o la sociedad interplanetaria guay de Serenity, por poner dos ejemplos recientes.

Y dentro de ese afán de Alien: El Octavo Pasajero por el hiperrealismo, resulta mucho más sencillo participar del argumento: La nave Nostromo regresa a la Tierra en un viaje tan largo que su tripulación duerme en un letargo artificial hasta que Madre, la computadora central les despierta antes de tiempo. Extrañados, descubren que no están de camino a casa, ni mucho menos, sino que Madre ha alterado el rumbo previsto y les lleva a investigar una extraña señal no identificada que ha reconocido. Así llegan a un pequeño planetoide y tres de ellos se calzan los trajes espaciales y bajan a dar un garbeo.

El personaje de John Hurt encuentra un aterrador campo incubadora de huevos kinder con bicho dentro, y uno de ellos le ataca y se le pega a la cara. Después, desoyendo los consejos Sigourney Weaver/Ripley, meten a Hurt en la nave y se disponen a analizar a ese curioso engendro de pulpo con garrapata que está parasitando a su amigo.

El terror comenzará cuando descubran que ese ser ha dejado un regalito dentro del desgraciado astronauta.

La primera hora de película narra el descubrimiento y la llegada al planeta así como los análisis a los que someten a John Hurt y a su nueva mascota. La segunda se convierte en una carrera a vida o muerte por la supervivencia, a través de los pasillos y entresijos de una nave espacial Nostromo perfectamente diseñada, y además en medio de un ambiente claustrofóbico donde toda huida parece imposible.

Aquí reside, a mi entender, la grandeza de una peli sencilla como Alien: El Octavo Pasajero, en idear un espacio irreal como es la Nostromo y dotarlo de entidad como un personaje más, y sobretodo en convertir ese espacio reducido en una jaula para hamsters donde el gato es enorme, cruel y aterrador. La clave está en hacerlo tan bien que todo resulte verosímil y transmita el horror que sienten los personajes.


Alien es una gran película. Una película sobre la supervivencia, tanto del monstruo como de los astronautas, porque eso es lo que intentan los dos, sobrevivir. Una peli que no necesita remake porque todavía es perfectamente válida hoy día. Una cinta que ha influído en tantas que es un pecado no verla. Yo, por fin, me he puesto al día.

1 comentarios:

Anónimo,  25 de febrero de 2009, 21:58  

Fué mi primera película de ciencia ficción, y recuerdo tanto que solo habian dos canales en mi pais y en el otro estaban dando los grammy y estaban presentando a Michael jakson y me llamo la atención cuando pase sin querer el canal y vi en el comienzo de la peli la nave...nunca se me olvidara, sobre todo por que dure años para poder dormir, ahora la disfruto mucho mas, y me sorprende saber en el año en la hicieron, por que sus imagenes parecen imtemporales!

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