domingo, 19 de julio de 2009

Críticas: Push, niñatos con poderes.


A la pregunta "hey, qué tal si hacemos de Héroes un largo super lento y aburrido?" los productores de Hollywood respondieron con Push, un coñazo estúpido y soporífero en el que por no destacar no destaca ni la repipi Dakota Fanning.

Cuando uno se enfrenta a una película de ciencia ficción sabe que tiene de antemano que aceptar unas reglas (creerse, por ejemplo que los hombres vuelan o que existen otras razas en el universo). Pero lo que no es de recibo es que sea la misma película la que diseñe unas normas y después se pase todo el metraje pasándoselas por el forro.




En Push las normas son sencillas y mil veces vistas: debido a ciertos experimentos genéticos existen en el mundo personas con determinados poderes -cinéticos, videntes, sónicos... - que por alguna razón ahora son perseguidos por las mismas personas que los crearon. Estos, encabezados por Djimon Hounsou además han creado una droga que se supone aumenta los poderes (estúpido si lo que intentan es detenerlos) pero que de paso los mata.

El motor de la película es una chica (Camilla Belle) que escapa de su cautiverio llevándose una muestra de la droga, que al parecer es la única qe tenían.



Push es en conjunto un desconcierto de película, de guión, de efectos... Igual que mezcla los estilos visuales hasta la exasperación y pasa del multiplano al videoclip a la cámara lenta y al más aburrido telefilm, también convierte su argumento en un circo inexplicable de acciones y reacciones de los protagonistas.

Porque en Push los llamados "videntes" ven o no ven lo que pasa según le cuadre al guionista en cada momento de la película, a veces ven el futuro y a veces ven las intenciones, y llegado un momento sólo ven el futuro o las intenciones de uno de ellos (Chris Evans), de los demás parece que no, y de repente vuelven a ver lo que les sale de la p.



Hay unos tipos que actúan como "espejos" y que ocultan de los videntes a aquellos que permanezcan a menos de seis metros de ellos. Seis metros que serán muy relativos, porque el espejo en cuestión que les acompaña no está a seis metros de la chica prácticamente nunca el muy cabrón!

Nos aturullan con pistas falsas, con visiones que a menudo no terminan de explicarse y con unos parones de ritmo que no tienen perdón de Dios. Porque una cosa es complementar la acción con momentos de respiro para no agobiar al espectador, pero pasar del tiroteo explosivo y demencial a los siete minutos de charlita absurda en plano fijo...



Además en Push la acción tampoco es relevante, asistimos a incoherencias y trucos de guión que no sorprenden a nadie, peleas espectaculares con efectos especiales que rozan el chiste, como esas pistolas volando o los chinos gritones que de verdad, dan pena.

La película para colmo termina con un final abierto, como si a los optimistas productores se les hubiera aparecido en sueños el éxito de taquilla y una segura secuela. Supongo que caerá, pero por favor que sea tarde.

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