Ángeles y Demonios, a la carrera por Roma.


Tengo que reconocer que en ambos casos la calidad literaria se ceñía a su capacidad para atrapar al lector con una trama astuta y cargada de misterio y con un estilo fácil y rápido de leer, más que en otra cosa. Aún así, no comparto la opinión de los que destrozan la obra de Dan Brown sin fundamento, porque vale que ha vendido toneladas de libros por presentar argumentos que pongan en duda los cimientos de la Iglesia y no es precisamente Cervantes, pero vamos, eso lo han hecho muchos antes y probablemente mejor, y no por ello las novelas de Brown dejan de entretener y resultar emocionantes. ¿De eso se trata no? Allá cada uno si se cree a pies juntillas lo que dice.

La película de Ron Howard 'El Código DaVinci' pecaba de un exceso de celo a la hora de explicar los pasos que el investigador tenía que dar para llegar a cada nueva pista, eso es imposible de hacer si además el pobre Tom Hanks tiene que ir de un sitio a otro. ¿Qué hicieron? Pues explicarlo a la vez que corrían, con lo que quedaba un churo de investigador casi con poderes paranormales que averiguaba claves ocultas en 30 segundos y descubría cada acertijo sin despeinarse.

Así, 'Ángeles y Demonios' comete los mismos errores que su predecesora, mantiene una carrera contrarreloj por llegar de una iglesia a otra de Roma, el tiempo para descifrar cada acertijo es mínimo y las escenas de diálogos a menudo son confusas y demasiado veloces para poder seguir la trama.
Los investigadores deben ser rápidos y casi adivinos, y el espectador estar mínimamente al loro de lo que están hablando porque si no perderse, y agobiarse, está a la vuelta de la esquina.

Así, al contrario que la novela, como película es menos que 'El Código DaVinci', es una sucesión de escenarios turísticos, de diálogos trepidantes y de Tom Hanks & Co. corriendo de un lado para otro. El argumento, de por sí, es absurdo desde su nacimiento novelesco, presentando un villano capaz de jugar con el destino de miles de personas y de preveer situaciones que sin duda escapan de su control.
Sin embargo 'Ángeles y Demonios' resulta entretenida desde el mismo punto de vista en que puede llegar a resultar agotadora. No se detiene nunca, el ritmo no frena ni en las escenas más tranquilas, la sensación de premura es tal que llegamos a perder de vista cuestiones como el quehacer de los actores o el paupérrimo guión sumergidos en ese correcalles, eso sí, bien rodado.
Estoy convencido de que hay películas que es mejor no hacer, o mejor dicho, novelas que es mejor no adaptar al cine. Tal vez la televisión sea un medio más apropiado para ciertos libros cargados de información y de detalles que en dos horas y media o se pierden o se confunden, mezclados los unos con los otros.
Así, mientras 'Ángeles y Demonios' novela era interesante y mantenía el suspense hasta el final, en la película, a base de tijeretazos, ni eso.
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