miércoles, 8 de abril de 2009

Criticas: Quarantine. Ay.


Hace un par de años REC nos sorprendió con una propuesta que sin ser del todo original o novedosa -el falso documental de Terror se había utilizado ya con éxito por ejemplo en los casos de Holocausto Canibal y El Proyecto de la Bruja de Blair- sí que nos resultó impactante por su planteamiento y desarrollo, convirtiendo una sencilla trama de terror vírico y claustrofóbico en toda una experiencia.

Quarantine no es un remake, es un RECmake, es decir, es REC sin subtítulos para angloparlantes. De hecho, como explico a continuación, ni siquiera es REC.


En la inevitable comparación residen los principales errores de Quarantine, que no son pocos: ni es original, ni es novedosa, ni es creíble, ni resulta cercana, ni tampoco causa miedo, principalmente a los que hemos visto REC y sabemos dónde vamos a tener que pegar cada saltito.



Una pregunta no paraba de rondarme la cabeza con cada minuto del metraje: ¿era Quarantine necesaria? Y es que estando REC tan reciente y para colmo tan bien hecha, esta copia tipo calco pero sin alma y sin corazón que es Quarantine no sólo no le hace sombra sino que resulta superflua, pudiendo acudir a cualquier videoclub y ver la buena.

Porque Quarantine no sólo no aporta nada a REC, no la mejora en absoluto, es que tampoco aporta nada al cine de Terror, una vez que todo lo que presenta ya lo hemos visto antes y mejor.


El calco resulta avergonzante, a veces incluso penoso, cuando ves repetidas escenas que hace un par de años te impactaron y ahora pasan por la pantalla sin obligarte a arquear una ceja siquiera. Y es que todo el entramado pseudo real de REC no resulta para nada creíble en Quarantine, donde se han sustituído los actores desconocidos de la española por figurines del cine y televisión yankies, como el "bombero" Jay Hernandez, recien rescatado de las dos partes de Hostel, o Jennifer Carpenter, la hermanísima de Dexter. Pero no serán los únicos rostros que nos resultarán conocidos, aunque a los otros no los ubiquemos tan deprisa, lo que inevitablemente te arranca de un contexto que se pretende verídico y casi documental y lo convierte en una película. Sin más.




En REC veíamos una comunidad de vecinos aterrada, desquiciada e histérica, que sacaba lo peor de sí en los momentos de crisis, y lo rematábamos con una subtrama horripilante como motivo final de los contagios. En Quarantine vemos actores actuando, famosetes haciendo de bomberos o periodistas, sus aportaciones al original son escasas y no especialmente relevantes, pero para colmo mutilan ese final con tantas posibilidades -recordemos que REC 2 está en camino- por una confusa mezcla de ruidos y sombras que realmente ni asusta ni aclara nada.




En resumen, Quarantine es muy buena, es una muy buena razón para volver a ver REC.

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