Críticas: Evil Dead. Posesión Infernal

En 1981 un desconocido cineasta de Míchigan consiguió demostrar que con cuatro duros y mucha imaginación se puede crear una leyenda del cine de Terror, una película de referencia y de culto y aupar a un personaje a lo más alto del Olimpo de este género. Eso fue, claro, hace 28 años, y aunque hoy en día Evil Dead, Posesión Infernal, difícilmente soporta una comparación técnica o estética con cualquier éxito actual, también estoy seguro de que nadie, en ninguno de los remakes que puedan plantearse, conseguirá en ese sentido un resultado mejor que el que lograron esa pandilla de amiguetes en su momento.

Además tuvieron que rodarla con un presupuesto ínfimo, de hecho, con las escasas ganancias de sus cortos anteriores, y es por ahí por donde flaquea el resultado de la película vista ahora, con el paso de casi tres decadas. Porque en aquellos primeros ochenta el estreno de un film como Evil Dead supuso toda una conmoción, no sólo en lo que se refiere al cine de Terror, embarcado en delicias slasher como Halloween o Viernes 13, sino para el espectador en general, tan poco acostumbrado a una mezcla tan salvaje entre gore, humor negro y planos demenciales.

Posesión Infernal cuenta el infernal fin de semana que viven cinco amigos en una cabaña aislada en el bosque. Lo que pretendía ser una divertida escapada se va a convertir en una carrera por la supervivencia desde el momento en que Ash y sus amigos descubran en el sótano de la cabaña un viejo libro que parece escrito con sangre y encuadernado con retales de piel humana.
Posesión Infernal cuenta a su favor con una historia sencilla, sin complicarse demasiado la vida, lo que favorece que una vez planteado el problema Evil Dead se convierta en una montalla rusa descontrolada, casi histérica, de ataques, carreras, vísceras y muertos que vuelven a la vida sin cesar.
Algunas de sus escenas son más que míticas, como todas aquellas en las que un travelling desenfrenado nos pone la piel de gallina o esas envueltas en bruma en lo profundo del bosque. Pero en especial la secuencia de la lectura del Libro de los Muertos, cómo van despertando el Mal desde el interior de la tierra y cómo no, los ataques, a cuál más disparatado, esas bocanadas de gore, sangre salpicando por todas partes, esa forma tan divertida de tratar el horror en estado puro. 
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