Críticas: Ghost Ship, el único susto nos lo dió el guionista.




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Y devolver a la monja al centro comercial puede suponer que el diablo vuelva a cruzar la puerta. Lo hago por su familia, señor Carson.
Pues qué jodia la viejita y qué jodío el señor Carson, si ya era puñetero el diablo dando vueltas de espejo en espejo por todo Nueva York -saltando de uno a otro vía wifi, supongo-, pues vamos a soltarle a ver si la situación mejora.
Con todos los clichés del género mezclados en una hora y media de aparecidos, lugares siniestros, acontecimientos fantasmales y niños inquietantes, Kiefer Sutherland se deshace un pelo del estigma de 24 y Alexandre Aja confirma que su carrera va cuesta abajo.
Y es que no hay un momento en Reflejos en que parezca digna de tomársela en serio, salvando una ambientación estupenda, ese centro comercial ruinoso, digna de mucho más de lo que Ajá hace con ella. El argumento es una gilipollez de cuidado y para colmo salpicada con estupideces del estilo de el suelo tragándose a un niño, del aire levantando a una niña en vilo o de un reflejo de una cuchillada cortando la cara de la protagonista.
Protagonista, por cierto, Paula Patton, que es lo mejor de la película.
Me rallan mucho las pelis de Terror cuando a mitad de metraje pretenden ser lo que no son y cambian radicalemente de registro. Así, si Reflejos va de espejos que manipulan tu mente o de un diablo metido en ellos que es a quién se deben esas perrerías, espejos que asesinan o te obligan a matarte desde el otro lado, entonces, ¿a qué vienen cosas como que el poder de los espejos mueva objetos, que de repente saquen brazos para raptar niños o ese final completamente incoherente con el resto de la película, encima tan mal rodado que no termina de entenderse?
El resultado de Reflejos, es un coñazo.
En la mejor tradición de Romero, de Craven, del propio Raimi, el mejor Terror es el que va inequívocamente unido a la comedia. 'Arrástrame al Infierno' consigue arrancarnos una carcajada casi a la vez que nos estamos retordiendo de Terror, lo que convierte el siguiente susto en un rebote aún mayor sobre la butaca.
'Arrástrame al Infierno' es Alison Lohman, sin más. La joven actriz (Cosas que perdimos en el fuego, La Flor del Mal) se merienda ella sola esta película en su papel de mojigata empleada de banca decidida a demostrar que es capaz de tomar decisiones difíciles en pos de un merecido ascenso, aunque esas decisiones incluyan el denegar un aplazamiento de hipoteca a una anciana a punto de perder su hogar.
El chico sólo quiere ser normal y olvidarse de los monstruitos de hojalata pero entonces todo se vuelve a complicar y se ve envuelto en otra batalla entre decepticons y autobots.
Bien, hasta ahí el minuto treinta o cuarenta de Transformers 2, el resto es la repetición del mismo pedazo de metraje de la primera película pero con un par de puntos enriquecidos: las tetas de Megan Fox, que ganan protagonismo y de qué manera, y los chistes de mierda, como las sucesivas referencias al sexo, a lo buenas que están las tías, al sexo, a los genitales masculinos, al sexo y a que un enano egipcio es un gnomo y además, como todos los árabes, devoto de los Estados Unidos y les permite franquear la frontera sin documentación ni nada.
Vergüenza ajena, eso transmite Transformers: La Venganza de los Caídos. Vergüenza por esa cocina en modo gremlins, por esa madre fumada, por ese compañero de habitación idiotizado, por el revolcón en la mierda de John Turturro, por ese robot-mascota conejeando a Megan Fox, por esa estupidez del The Fallen y Megatrón en plan Emperador y Darth Vader, por esa escena resurrección en el olimpo de los Prime, por esa loa al militarismo, por tanta estupidez, por tanta memez.
Tantas ganas de pasarla hacia delante, de que se termine de una vez...
Adornada por un guión estrafalario que se esfuerza por desarrollar un argumento estúpido, Transformers 2 consigue multiplicar la estupidez de la primera, con un festival de frases y latiguillos insufribles e impropios incluso de una serie adolescente española. Para colmo nos regala no uno sino dos Jar Jar Binks versión robocop, con dientes de conejo y todo, que sólo sirven para degradar más esta película tan idiota.
De lejos lo mejor de la película.
Decir que Transformers: La Venganza de los Caídos es una película infantil es insultar a la inteligencia de los niños, Transformers 2 es verdadera basura, es una ofensa a la inteligencia pero de cualquier espectador y una puesta en ridículo de la ideología americana, es decir, si estos son sus gustos, si estas son su ideas, si esto les hace gracia, si son así, tienen un serio problema.
Se podría hacer una crítica feroz de cada escena de la película, o de su descarada apología del ejército americano, se podría intentar analizar su argumento o explicar por qué su guión nos tortura con semejante maltrato en forma de chiste estúpido, se podría considerar que sus efectos especiales no enriquecen en nada a la primera película o que cuenta una historia ridícula y sin interés. Sin embargo hacer todo eso implicaría considerar Transformers: La Venganza de los Caídos como una película digna de ser analizada y no, por ahí no paso.
Tengo el estómago demasiado revuelto para seguir pensando en ella.
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