martes, 27 de julio de 2010

Críticas: Tensión Sexual No Resuelta.


Tenía muchas ganas de ver esta película, desde que vi el tráiler en el cine hace meses, pero resulta que en Lanzarote los dos cines que hay prefieren duplicar las salas de This is it o Prince of Persia que diversificar la oferta. Por fin la he podido pillar y he de decir, que sabiendo a lo que iba, no he podido reírme más alto.

Tensión Sexual No Resuelta es una comedia coral, de las que podríamos calificar como descojone que lo flipas, en la que cabe desde el chiste más chabacano al más mordaz, clavando unos personajes con los que cada uno podrá identificarse y dejando más de una píldora de sátira mordaz por el camino.

En Tensión Sexual No Resuelta encontramos el típico enredo de parejas que tan bien hemos sabido explotar en los últimos años -el recuerdo a El Otro Lado de la Cama es inevitable-, pero en mi opinión mucho más sofisticado, profundo y puñetero que en otras ocasiones. El director nos propone un lío de dimensiones espectaculares, de espionaje y contraespionaje, de dardos envenenados y mucha, mucha mala leche.




El argumento gira entorno a la dulce Celeste, que a un paso del altar descubre los sabores de la mala vida, de mano de un fausto maquiavélico y sensual, la escritora Jazz Romero. Celeste dejará a su novio, el profesor universitario y sobrio Juanjo, acosado por la golfa de una de sus alumnas, para zumbarse al heavy del Nardo. Para descubrir la verdad Juanjo se deja chantajear por el cabronazo de Nico, y todo se enredará hasta que uno deja de tener tan claras las intenciones reales de cada personaje.


Para empezar, el guión de Tensión Sexual No Resuelta está muy bien pensado. No digo que sea El Padrino II, digo que está muy bien rematado. Nos deja ver lo que quiere mientras nos entretiene y nos hace reir en un buen puñado de ocasiones, algunas previsibles y otras de aplaudir con las orejas, pero todas divertidísimas.

Pero donde creo que reside el triunfo de Tensión Sexual No Resuelta es un grupo de actores que se mimetizan con sus personajes, y unos por oficio y otros por rebelarse y hacer el gamberro, sencillamente están sublimes.


Si sólo destaco a Salomé Jiménez o a Norma Ruíz, estaría siendo injusto con el doble papel de Fele Martínez, los tres están sublimes. Pero ojo, el único que se eleva por encima del Nardo descojonante de Miguel Ángel Muñoz es Adam Jeziersky y ese Nico impresionante, divertido y arrebatador. Chaval la peli es tuya.

Entre escenas picantes -Amaia Salamanca se burla de su propia imagen en un par de escenas impresionantes- y piezas de humor descacharrante -Joaquín Reyes vuelve a hacerlo-, Tensión Sexual No Resuelta es una peli para ver varias veces, para echar unas risas con colegas y sobretodo para quitarle hierro a la vida. Da mucho más de lo que parece a simple vista, nada de adolescentes hormonados, nada de American Pie ni Mentiras y Gordas. Tira la caña con bastante buen ojo y busca un público cómplice y adulto que pille las no pocas referencias y sepa de qué le están hablando.


No me voy a saltar la oscura y deprimente reflexión que, aunque sea de forma velada, Tensión Sexual No Resuelta arroja sobre el amor, las relaciones y la dependencia de unos y unas hacia los demás. Interesante punto de vista, tan real como cada uno quiera admitir, sobre cómo el amor nos vuelve gilipollas.

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