Especial SAW: Saw VII, Saw 3D, me da lo mismo.
Hace unos meses cometí una de las locuras más divertidas, inútiles y estupidas de las que puedo alardear en mi vida, y fue ventilarme de un tirón las seis entregas de la saga SAW estrenadas hasta entonces. He de reconocer que mi estómago ahora es un poco más duro y que las pesadillas a la hora de dormir me dan risa. Es más, el otro día fui a la carnicería y el pedazo de hígado expuesto no me dio asco ni nada. Principiante, pensé, mirando de reojo al ensangrentado carnicero.
Ayer pude ver la última película de la familia, Saw VII o Saw 3D, ya lo no sé cómo llamarla, la que parece que cierra la saga, si bien en ocasiones anteriores todo parecía tanbién cerrado y hemos seguido hasta hoy disfrutando sus delicias.
Esta última Saw es un petardo.
Pocas veces una película carece tanto de argumento, hilo narrativo o interés cómo esta Saw 3D. Es decir, argumento tiene, con algo hay que rellenar los apenas 80 minutos que dura, pero es una trama prácticamente ajena a todo lo anterior, un anexo sacado de la manga al resto de la saga para poder terminar de desvelar caretas, sorpresas y giros de guión.
Esta última Saw intenta atar todos los cabos posibles, aunque para eso deba introducir nuevos maniquíes que presentar, desarrollar y trocear en la misma película. Intenta dar explicación a las dudas que pudieran quedar respecto a ese asesino que no mata, que encuentra motivos para obligar a los demás a torturarse y que de vez en cuando la cada. Un asesino, Puzle, al que ya no se le podía sacar más punta, toda vez que lleva muerto no sé ni cuántas películas.
Saw VII es la más burra de todas las que recuerde, al menos la más gratuitamente explícita, sin duda para aprovechar el 3D, pero desde luego también es la más vacía, simple y falsa de todas.
Con la fórmula más que agotada, sabiendo que cuanto más enrevesada sea la trampa más seguro es que nos van a mostrar su efecto, Saw 3D limita la sorpresa a los giros radicales de guión, marca de la casa, y a un montaje trepidante y confuso que le quita todo el posible suspense que tenían las primeras entregas.
Con todo, no aburre, imposible con semejante carrusel de atrocidades, pero no merece el dinero que vale la entrada. Vedla en casa antes de que os obliguen a pagar por ver mierdas como ésta.
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