jueves, 10 de marzo de 2011

Críticas: Tron (1982)

En el momento de su estreno, 1982, Tron no fue bien acogida. Críptica y confusa incluso hoy para muchos, su temática tecnológica, su lenguaje informático, alejan a una gran parte de espectadores que no terminan de encajar cada término en su lugar. No negaré un curso acelerado de léxico técnico cada vez que la veo, pero no puedo más que reconocer que una vez colocada cada pieza en su sitio Tron no sólo se comprende sino que además se disfruta.

Para mí es mucho más sencillo verla ahora que hace unos años, cuando "palabros" como control central, programa o torre input/output era meros jeroglíficos, y he que decir que cuanto más la veo mejor me lo paso con ella.



Jeff Bridges es el programador Flynn, uno de sus papeles más recordados y que apuesto no entendió en absoluto. En su empeño por demostrar su autoría en uns famosos videojuegos intenta sin éxito infiltrarse en el ordenador central de la empresa en la que trabajaba pero éste no está dispuesto a permitírselo y con un rayo digitalizador tirando a fantástico lo mete dentro de la computadora.


Con esta premisa Tron nos sumerge en un humanizado mundo informático en el que los programas, virus y antivirus están representados por hombres y mujeres y donde la desaparición o no de un programa, la papelera de reciclaje, vamos, es la mítica rejilla de juegos.

¿Quién no ha visto o jugado alguna vez con esas motos y su estela de colores? ¿Quién no ha levantado sobre su cabeza un disco volador? Con el paso de los años Tron ha conseguido un reconocimiento y una reputación que la alzan al rango de clásico de la ciencia ficción hasta el punto de dar lugar a una secuela, rumoreada durante años, que se acaba de estrenar.


Tron es más que una cinta de aventuras, encierra una reflexión filosófica, metafísica, sobre el destino, la tiranía, la existencia de un ser superio y la lucha por la libertad. Visualmente revolucionaria, innovadora y fuera de todo lo conocido entonces, en su marginación y relativo fracaso encontramos hoy su singularidad.


Tron es, de puro derecho, una película de culto, más allá de recaudaciones o secuelas. Un título imprescindible en el que descubrir mucho más que una frikada de bits y circuitos.

1 comentarios:

Germán Fernández 8 de abril de 2011, 15:11  

Hola. Tienes un blog muy interesante. Quizás te pueda interesar echarle un vistazo al mío, Cine de los ochenta al 100%

Un saludo

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