sábado, 18 de septiembre de 2010

Críticas: Origen (Inception).


Me acerco a ver Origen precavido por dos motivos: uno, lo cansino que me resulta Christopher Nolan últimamente, cargando sus películas de líneas de guión, de reflexiones humanísticas y alargándolas hasta el infinito. Segundo, por la manía inevitable que me produce Leonardo DiCaprio, al que sólo le reconozco dos papeles, el de niñato envalentonado, en sus comienzos, y el de intenso sufridor en silencio, en sus trabajos recientes.

Para colmo, el prejuicio inevitable de la cantidad de gente que escucho y leo comentando lo complicado de la película, que si hay que verla varias veces para entenderla, que si no sabes qué es real o sueño....

En fin, tras verla, y con todo esto maxificado, Origen me parece la mejor película que he visto en muchos años.




Comprendo que el camino fácil a la hora de enfrentarse, con tu cubo de palomitas y tu cerebro al ralentí, a una película como Origen -o Memento, sin ir más lejos- es dejarse llevar por la imagen, desistir de prestar la atención requerida y al final decir que "es que es una de esas películas que hasta que la ves por segunda vez...".

Bueno, Origen se entiende, y se entiende perfectamente porque Nolan, DiCaprio y todos los demás se pasan las diecisiete horas que dura esforzándose por explicar una y otra vez cómo funciona el mundo onírico que nos propone. Queda más que claro el trabajo de Cobb, se detalla el camino por los distintos niveles de sueño y a poco que uno se enganche y participe del juego consigue fácilmente distinguir quién está en cada uno, quién sueña en cada momento y, por lo tanto qué puede o no pasar a continuación.


No se asusten los que no hayan visto aún Origen, escuchando y observando desde el principio, las normas que rigen la realidad que presenta el film quedan claras y se puede participar sin problemas de su trama. Eso sí, con ganas de atender y entender desde el principio, que este Nolan no es el de Batman.


Lo que presenta este magnífico ejercicio de cine es una doble pirueta con un riesgo más que elevado pero un resultado excelente: Origen quiere que pensemos mientras silban las balas, quiere que reflexiones, quiere hacernos trabajar intelectualmente al tiempo que nos deslumbra con su espectáculo visual porque si no nos perderemos. Tal vez sí que haga falta un tipo de pensamiento simbólico, una capacidad de imaginación que te acerque a lo que plantea. ¿Cuánto conoces de tus sueños? ¿Cuánto te has parado a reflexionar sobre cómo y por qué soñamos lo que soñamos?


El Cobb de Leonardo DiCaprio es un experto en manipular las mentes, la cabeza de un equipo perfecto de ladrones de ideas que recibe el encargo de trabajar a la inversa: introducir una idea en la mente de alguien. Origen. Y la forma en que Nolan nos va a explicar cómo se hace y cuáles son sus consecuencias es sencillamente perfecta.


Impacte película, Origen, cine que te hace pensar mientras te revuelca en la butaca y te pone cabeza abajo, literalmente. Estímulo intelectual, sensorial y cognitivo, espectáculo de acción en el que hasta en los momentos de calma te obliga a permanecer en vilo. Una película para disfrutar y salir del cine reflexionando, debatiendo, argumentando. Cine del bueno, señor Nolan, esta vez sin pega alguna.

2 comentarios:

Pablo Martinez 19 de septiembre de 2010, 23:21  

Bueno, para mí no es para TANTO, pero sí que está muy buena esta peli. Funciona como pochoclera a full, pero cuando intenta hacerse la onírica le sale el tiro por la culata (yo no sueño esas cosas, por lo menos), dejando todo ahí, inerte y hasta incompleto.

El final, lo mejor...

Un abrazo!

Lillu 3 de octubre de 2010, 19:59  

A mí me gusta muchísimo Nolan, casi en la misma proporción que me disgusta DiCaprio. Pero he de decir que "Origen" me encantó y ya tiene un hueco entre mis favoritas.

saluditos

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