sábado, 10 de abril de 2010

Especial SW: Episodio II: El Ataque de los Clones.


Un par de años después de la pifia del Episodio I, George Lucas, metido ya en faena, no podía escaparse de continuar su suicidio cinematográfico -no sabíamos todavía que también pensaba hundir a Indiana Jones-, y nos trajo la continuación de su epopeya con uno de los capítulos a priori más interesante, o al menos más crucial en el devenir de La Guerra de las Galaxias, el origen y estallido de las míticas guerras clon.

Las guerras clon, las guerras clon, tu padre luchó en las guerras clon, las guerras clon para arriba y para abajo... Pues toma guerras clon. El Episodio II: El Ataque de los Clones nos explica cómo y por qué aparecieron los clones de las narices -y qué carajo era un clon, porque en los ochenta no había ovejas duplicadas todavía- y sienta el origen de la guerra que cambiaria la historia. Del cine y de todo, vamos.




Encontramos en El Ataque de los Clones al chaval estúpido y repelente en que se ha convertido Anakin, interpretado por el crío éste que llevará a su espalda siempre la cruz de haber jodido un personaje mítico, al que acompaña y da lecciones de cómo no interpretar un extrañamente chepudo Ewan McGregor en su peor actuación, pelucón incluído, como Obi Wan Kenobi. Los efectos del CGI no sólo están ya superados sino que retiran el colorido infantil del primer episodio por un todo más oscuro, crepuscular, que asemeja un pelo más a la saga original, y duele menos a la vista.


Tiene algunos aciertos, como ese planeta Camino, lluvioso y azul, en el que se fabrican los clones, pero también tremendos fallos, casi todos enfocados a la caracterización de un personaje que precisamente es el que George Lucas debería tener más claro: el de Anakin.

Las escenas del chaval tirándose de un deslizador, la historia de amor peor contada, interpretada y dialogada de la historia, la torpe manera de explicar su conflicto interior... Todo el papel de Hayden Christensen está desaprovechado, se ve esbozado, pero siempre acaba mal.


No hay tantas malas ideas en El Ataque de los Clones como en La Amenaza Fantasma. El regreso de Anakin a Tatooine y su paso al lado oscuro es uno de los grandes momentos de la saga. Sin embargo, sigue notándose que la "perfección" nubla la "calidad" de la primera trilogía.

De nuevo personajes planos, diálogos rutinarios, frío, mucho frío y una total indiferencia emocional, pero al menos El Ataque de los Clones nos regala una película de misterio, casi detectivesca, cine negro en el espacio. De haber continuado esa línea y con un poco de categoría en el resto...


Pero no, al final volvemos al videojuego, abarrotamiento de CGI, de Yoda convertido en Sonic y mucho curro digital en un clímax que no deja de ser emocionante y prepara, casi delinea, lo que veremos en el Episodio III, pero de nuevo, insuficiente.

Me gusta mucho más que su predecesora, pero desde luego, El Ataque de los Clones no es la gran película que tendría que haber sido.

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