domingo, 13 de junio de 2010

Especial Elm Street: Pesadilla Final: La Muerte de Freddy


La Pesadilla Final, decían. La Muerte de Freddy. Así anunciaron este sexto capítulo de una saga que agonizaba de manera ruidosa y decadente, una saga que de tantos bandazos y muchas zozobras había caído en la rutina, la cutrez y sobretodo el aburrimiento. Los fans de Freddy Krueger empezábamos a bajar los brazos viendo que nuestras pesadillas dejaban de darnos miedo.

La indiferencia, el cansancio, se notan ya en esta entrega, La Muerte de Freddy, que en la búsqueda de rizar el rizo afronta un encaje de bolillos, vuelve a convertir a Freddy en un monigote al que se puede sacar de los sueños cuando se quiera, manipula el entrar y salir de las pesadillas de los demás como si fuera tan sencillo y, eso sí, se vuelve a cargar a un buen puñado de niñatos de las maneras más retorcidas, y ridículas, posibles.





Pocas muertes, poco Terror, en esta Pesadilla Final, invento que los estudios idearon para cerrar una saga a la que ya no sabían sacarle partido, con la doble intención, además, de que el subtítulo La Muerte de Freddy llevara espectadores y curiosos al cine en masas.

A pesar de todo lo narrado en las entregas anteriores, resulta que Springwood se ha quedado vacía de niños. El último superviviente, no se sabe bien a cuento de qué, es un chaval que se resiste a dormir para no soñar con Freddy, y que acaba rebotado en un orfanato, psiquiátrico, residencia de chalados, junto a una pintoresca pandilla de inadaptados y dos doctores que, casualmente, son expertos en trastornos del sueño.


Deciden hacer una oportuna excursión por Springwood -no había otro sitio- y tras muchos sustos, sueños y un par de muertes, descubren que Freddy Krueger tenía una hija y de paso cómo matarle.


Pesadilla Final: La Muerte de Freddy tiene algunos puntos que considero muy favorables. En primer lugar, el ambiente, el clima, en especial en exteriores, es realmente aterrador, muy bien diseñado, incomoda y da miedo. Después, algunas muertes, en especial la del chico sordo, son brutales, grandes aciertos, con Freddy otra vez aprovechando los puntos débiles de sus víctimas. Y por último, los diferentes flashbacks que muestran la infancia, adolescencia y en definitiva el pasado de Krueger, muy bien planteados y realmente reveladores.


Puntos en contra, todos los demás. Un más de lo mismo, una repetición de estructuras, una muerte de videojuego realmente absurda y la gilipollez ya vista de agarrar fuerte a Freddy para sacarle del sueño. En fin, pensaban cerrar la saga por todo lo alto y tuvo que venir Wes Craven al rescate.

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