martes, 3 de agosto de 2010

Pesadilla en Elm Street. El Origen.


He oído y leído las burradas más fuertes sobre esta película, no sé de nadie que la defienda, pero tampoco creo que sea la peor de las basadas en Freddy Krueger. Creo, sinceramente, que jamás debió haberse hecho, que no aporta nada en absoluto al personaje ni a su saga y que presenta, para colmo, la versión más aburrida e indiferente de un mito que marcó la infancia y la adolescencia de un par de generaciones.

En una de las primeras apariciones del Freddy Krueger de Robert Englund, éste se corta un dedo que empieza a chorrear sangre verde antes de aparecer de nuevo. En general, cada aparición del señor de las pesadillas tenía tanto de Terror como de burla cruel hacia su víctima. El espectador esperaba su llegada porque sabía que aunque le fuera a poner los pelos de punta también le iba a arrancar una carcajada. Era divertido ver Pesadilla en Elm Street, no sólo por la matanza de jovenzuelos hormonados.

Pero en la nueva versión, en Pesadilla en Elm Street. El Origen, el único que parece divertirse es Michael Bay contando los billetes.



En Pesadilla en Elm Street. El Origen han mutilado de raíz la parte más genuina y carismática de Fred Krueger, ese humor negro y macabro que lo distinguía de maromos tuercebotas pero asesinos inmortales como Jason o Michael Myers. Apenas hay dos pinceladas de personalidad en la caricatura de cera que pasea Jackie Earle Haley durante esas dos horas por la pantalla. Un Freddy Krueger anodino, hipermaquillado, ¿realista? No lo sé, pero sin puñetera gracia.


Lo peor de la película no es que repita sin repetir lo mismo que ya hemos visto, que insista en explicar con detalle lo ya explicado a lo largo de siete películas sin aportar nada más que esa insustancial trama de pederastia que tampoco llegan a explotar -demasiado fuerte para la sociedad americana en una cinta que pretende hacer dinero-, con lo cuál se queda a medias de todo, en un limbo incómodo entre lo que ya estaba hecho y lo que no tuvieron huevos de hacer.

Porque podían haberse arriesgado y lanzado a la piscina, haber oscurecido del todo a Freddy, haberse vuelto locos en las muertes, haberse desmadrado, haber utilizado al máximo los efectos digitales y habernos presentado una muestra de horror sin tapujos. Pero no, como todo lo que toca Bay es una media mierda que no tira ni para un lado ni para otro.


Pero es que Pesadilla en Elm Street. El Origen ni siquiera copia bien lo poco que copia del original. Han dejado escenas míticas, como la de la garra en la bañera, en meros segundos sin emoción alguna, y han obviado secuencias insuperables -sobretodo algunas muertes memorables- para sustituírlas por otras rutinarias y sin maldito signo de chispa u originalidad en ellas.

Bueno, es que en general, las actuaciones de Freddy en Pesadilla en Elm Street. El Origen son bastante sosillas, desde luego. Por no hablar de la ridícula cadena de acciones y reacciones de los chiquillos. Ahora me lo creo, ahora no, aunque acabo de verlo, ahora estoy seguro de que sí, ahora es sólo tu imaginación, ahora me chuto adrenalina a lo burro pero me duermo igual...

Inciso: ¿Por qué Nancy es camarera en la primera escena y no vuelve a serlo nunca más? ¿Le dan vacaciones tras la muerte de Dean? ¡No jodas que la despiden!


Sigo: Samuel Bayer piensa que para aumentar el Terror lo que hay que hacer es ralentizar el ritmo. Otra muestra más de que para algunos suspense igual a tiempo bala. Los personajes en Pesadilla en Elm Street. El Origen parecen moverse a cámara lenta. Se acercan despacio a las puertas, cruzan los pasillos contando los pasos, revisan papeles sin ninguuuna prisa... Y como siempre para al final llegar al golpetazo sonoro y el sustillo previsible.

Pesadilla en Elm Street. El Origen es innecesariamente larga, innecesariamente aburrida y extrañamente superficial. El retaco en que se ha convertido Freddy Krueger, con su cara inexpresiva y su aspecto de momia de cera no asusta ni la mitad que ese Englund atestado de látex, desatado de puro reír y vacilar a los pringados.

El terror en Pesadilla en Elm Street. El Origen lo consiguen, como si fueran meros aficionados, sacudiéndonos efectos de sonido que nos indican cuándo hay que saltar. Intentan dar más entidad a los personajes, entendiendo por entidad más minutos en pantalla y el pasarse la película con caras como de estreñimiento constante. Y han creado una trama que una a todos los chavales implicados, lo que, aunque se sostiene con alfileres, al menos aporta algo de sentido a lo que en la primera parecen unos asesinatos indiscriminados y aleatorios de Freddy. Vamos, que diseñan un cuento a lo flautista de Hamelin con el que hasta pretenden poner en duda la culpabilidad o no del asesino... En fin.


Esa es toda la aportación medio pasable a una saga mítica que con este bodrio queda, para mi gusto, definitivamente enterrada. El ejemplo de cómo un remake millonario no garantiza, en absoluto, que se mejore al original. Lo mejor es que en el caso de Michael Bay, estos remakes suyos sólo sirven para llamar la atención sobre lo buenos que eran los originales. Esa parte se la agradezco.

2 comentarios:

Pablo Martinez 4 de agosto de 2010, 2:06  

Bay es un mercenario. Es de lo peor que le está pasando al cine en estos días. Por culpa de gente como él está tan venida abajo la producción Hollywoodense... una lástima.

Pablo Martinez 4 de agosto de 2010, 2:07  

Buenisimo el Banner, siempre olvido decirtelo. Y muy buenas las críticas. Dentro de poco inauguraré una nueva sección en el blog, llamada "Room 237", donde sólo hablaré de terror.

Un abrazo!

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