sábado, 31 de enero de 2009

Aparecidos


Aparecidos es la ópera prima de Paco Cabezas, un director experimentado en el cortometraje y en la elaboración de guiones. Se trata de una historia de terror clásica con un trasfondo de crítica social que por momentos llega a ser más importante que la trama terrorífica en sí. Ése es el problema muchas veces del cine de terror en España, el querer tomarse demasiado en serio.

Malena y Pablo son dos hermanos que emprenden un viaje a Buenos Aires para sellar la defunción y recoger el testamento de su padre, un viejo doctor del que saben muy poca cosa. Pero casi desde el primer momento en el que ponen un pie en Argentina empezarán a asaltarles espeluznantes visiones del pasado, apariciones que pretenden darles a conocer horrores olvidados y engarzados en la historia más negra del país sudamericano.

Paco Cabezas, me cae bien este tipo. Cinéfilo y escritor criado como yo tras el mostrador de un videoclub y gran amante del género negro y terrorífico. Me parece interesante y fundamental que surjan en España más directores atrevidos y con dos narices para dar la campanada con cintas de género como ésta, como REC, como Eskalofrío… y estoy seguro de que si hubiera más, y si la industria cinematográfica española les diera más apoyo, los productos resultantes tendrían mejor limadas algunas esquirlas que chirrían en su factura. Aparecidos no es una excepción, ni mucho menos.

Porque Aparecidos no es una mala película, ni siquiera una mala película de terror, es un intento algo fallido de dar más entidad a un género ya de por sí limitado, ya inventado, ya lo suficientemente sólido para que salidas del tiesto como ésta nos produzcan dentera.


Resulta que Aparecidos no termina de funcionar ni como historia de terror ni como crítica social. Es cierto que consigue mostrar con cierta crudeza crueldades horribles de la dictadura argentina, animaladas inhumanas que deben ponernos a todos los pelos de punta, pero eso tan marcado dentro de una película de género… Ahí es donde encuentro el mayor de sus defectos.

Intentando engarzar una historia con otra, Aparecidos termina por perder el rumbo de la clave de terror y se convierte en un extraño chorizo morcillero que desarrolla mal que bien la difícil trama, descuida la dirección de actores, se vuelve previsible hasta aburrir y, sobretodo, viola por completo la lógica interna que debe cimentar el buen cine de terror.
Llega un momento del metraje –laaargo- en que la historia, que no comienza mal, deja de avanzar y se convierte en un bucle en el que todo se repite una y otra vez, para de pronto pegar un salto y cambiar el terror por la ciencia ficción donde se entremezclan pasado y futuro, interaccionando entre sí de una manera incoherente que sí, que si te metes en el rollo y le sigues el juego mola, la verdad, hay algún sutillo, pero que si pretendes empaparte de buen cine de terror te deja la sensación de haberte equivocado de sala.



Incoherencia. Es la palabra que se formó en mi mente cuando quedaba poco más de media hora todavía para terminar. Lo explico en SPOILERS, ojo.

No tiene sentido que las fotos polaroid se multipliquen de manera exponencial llegado a un punto de la trama, ni que de repente las imágenes aparezcan y desaparezcan porque sí. Tampoco encajan muchas de las reacciones de los protagonistas, ¡demasiadas! Como el internarse en una fábrica abandonada en plena madrugada, ni separarse en el barco en plan “y ahí te quedas”, ni llevarse a la niña de la furgoneta y dejar a la madre, no llamar nunca a la policía... ¿Quién haría cualquiera de esas cosas? Y el final, ya es bochornoso, cuando el espíritu del padre de hace veinte años –que ni siquiera está muerto, por cierto, sino que envía ondas cerebrales…- es capaz de interactuar con Malena y el propio Pablo cuando hasta entonces nos habían enseñado que lo único que sucedía era que se repetían una y otra vez los sucesos del pasado. Por cierto, ¿por qué demonios quiere el buen doctor matar a sus hijos ahora? ¿Qué sentido tiene?

Fin SPOILERS.





Me ha parecido horrible la selección y la dirección de actores. Ruth Díaz destaca por encima de Javier Pereira, pero es que éste último está fatal y ese tatuaje horrible nos distrae en la mayor parte de sus planos. A menudo actúa como si estuviera viviendo una aventura divertidísima superchuli, cuando lo que ha encontrado es un libro viejo que detalla asesinatos atroces y los ilustra con fotografías. ¿Está de guasa?

Las reacciones de los personajes, como expliqué en los spoilers, son a menudo incoherentes y desconcertantes, y los diálogos, cuando se escuchan bien y se entienden de forma clara, son bastante flojos. No consigues identificarte con ninguno de ellos y por lo tanto la historia no te engancha, por lo que cuando empieza a salirse de madre, directamente desconectas.

En definitiva, una pena que no haya terminado de gustarme, pero desde luego animo y apuesto porque haya muchas más películas como Aparecidos en España, porque el cine español se baje del carro manido de las peleas de patio de vecinos y los dramas de prostitución y drogas y se incline más por un cine atractivo, por un cine que nos lleve de vuelta a las salas… si los distribuidores y la industria se animan de una puñetera vez a promocionarlo.

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