Vamos descubriendo "Predators".

Poco a poco, pero de una manera, me temo, que no habrá quien lo frene, Robert Rodriguez nos va a ir mostrando pedacitos de su invasión, digo, profanación, digo, incursión en el mundo de los Predators, en la adaptación, digo, remake, digo, versión por sus pelotas de la mítica película, icono de la ciencia ficción ochentera, Depredador, de John McTiernan y Arnold Schwarzenegger.

Hay muy poca gente, desde luego, que al enterarse de la noticia de este despropósito de remake no se haya echado las manos a la cabeza, de ahí, creo yo, que Robert Rodriguez, que no es tonto y le ha visto las orejas al lobo más de una vez, haya puesto a la cabeza de Predators al primote de Nimród Antal -cuanto más lo veo, más me parece este nombre un acróstico de algo-, de manera que si sale bien, "mi idea fue cojonuda", y si sale mal, "este torpe de directorcillo, es que nos equivocamos de tipo".

Sin embargo, aunque parezca mentira, los primeros avances, calculadísimos de Predators, no están desatando las iras de los aficionados, como era de esperar, sino que por ahora se puede decir que Predators parece un proyecto curiosete.

Por supuesto, como todo remake actual que se precie, la trama y argumento de este Predators y de su fuente ochentera no se parecen una mierda, vamos, que tienen en común que sale un bicho verde extraterrestre y que en ninguna de las dos se le ve la cara a Jean Claude Van Damme.

La peli de Rodriguez-Antal va de un grupo de asesinos y malas gentes que no se conocen pero despiertan juntos en un lugar desconocido del que, claro, se interesan por escapar, descubriendo haberse metido en un buen lío. No creo que los Predators que anuncia el título estén ahí para mostrarles la salida.

En teoría deberíamos tener esta película en los cines en verano. A ver cuándo en España, puede que el 13 de agosto.