Críticas: Percy Jackson y el Ladrón del Rayo

Es tan fácil comparar a Percy Jackson y el Ladrón del Rayo con la saga de Harry Potter como jugar a las diferencias entre el humor de los Monty Phyton y la saga Scary Movie. Me refiero a que siendo en esencia lo mismo -productos para hacer reír los unos, cine de aventuras juveniles los otros- la realidad es que lo brutos, desmedidos y poco elegantes que son los americanos termina por ridiculizar sus propias intenciones.

A la sombra de Harry Potter en Hollywood han descubierto que hay un público, habitualmente de menos de metro y medio, que también demanda cine y que puede ser entretenido con algo más que ñoñerías de Disney y muñequitos de Pixar. Descubrieron que en las novelas de aventuras juveniles era posible encontrar material que conectase con ese público mejor de lo que sus sesudos y anquilosados guionistas gafapastas podrían hacer jamás. Y con esas bases han decidido imitar, y por desgracia adaptar, la fórmula y de paso subirse al carro.

Percy Jackson y el Ladrón del Rayo nace de las novelas juveniles de Rick Riordan, autor tejano que en una idea que no resulta del todo mala mezcla en su ¿famosa? saga lo mejor de Harry Potter con una semiculta introducción de la juventud en la mitología clásica.

La intención no sería desdeñable de no ser por la cantidad de inexactitudes, patrañas y patadas a los clásicos que incluye esta supuesta mitología de Percy Jackson y el Ladrón del Rayo.

Pero eso incluso puedo obviarlo, si me permito colgar a Riordan del clavo ardiendo de que es literatura juvenil y que lo importante es que los chiquillos lean, primero, y se acerquen a la mitología, después. Lo que no trago es comerles el tarro y sacarles el dinero en masa con una película tramposa, previsible y muy, muy mal hecha.

Más allá de que a los niños les flipará y les mantendrá entretenidos, es difícil encontrar una película tan mal rodada, con tantas incoherencias, con tantos errores de continuidad y líneas de guión absurdas como Percy Jackson y el Ladrón del Rayo.

La intención no es mala, supongo, ganar dinero a partir de unos espectadores que en su mayoría no iban a entender la película aunque estuviera mejor hecha, eso es evidente. Porque resulta imposible que los chiquillos sigan el hilo de tantos nombres, tantas leyendas y tantas figuras que les son terriblemente desconocidas, sin un mínimo de tiempo para explicar y asimilar toda esa información.

Y aquí está el más grande problema de Percy Jackson y el Ladrón del Rayo, lo que quería ejemplificar al comparar a los Phyton con Scary Movie. Mientras Harry Potter se esforzaba por retratar con elegancia un mundo irreal en competencia con el verdadero y destilaba esa fantasía y buen gusto en cada fotograma, en Percy Jackson y el Ladrón del Rayo tenemos a ese fauno salido y calentorro bailando hiphop o con esas muecas obscenas al verse acosado por las inevitables modelos cachondas que no pueden faltar en una película americana.

Tenemos a esos estudiantes de instituto que de repente conducen deportivos o ven del todo normal entrar sin más en un casino de Las Vegas. Tenemos una trama ridícula con un villano ridículo y unas motivaciones ridículas. Tenemos un hartazgo de frases, miradas y gestos chabacanos e inapropiados, que evidentemente escapan de la literalidad del libro, y acercan Percy Jackson y el Ladrón del Rayo más a los incorregibles albóndigas que a una novela juvenil basada en la mitología.

En definitiva Percy Jackson y el Ladrón del Rayo no sólo es una de las películas con más fallos cinematográficos que he visto nunca sino también una de las más estúpidas y que peor trata la inteligencia de sus espectadores.