Wanted (Se busca)
Un popurrí similar a un caldo de verdura es lo que es la nueva película de la cadavérica Jolie. Como una parte fundamental de la trama tiene que ver con un telar, han convertido el film en una colección de retales de otras películas engarzadas a cascoporro y con el mínimo sentido de la coherencia y verosimilitud. El único sentido que rezuma Wanted es el del ESPECTÁCULO, así, con mayúsculas, y por otra parte es algo de agradecer, igual que dije con Hellboy 2, ahora que el cine parece cada vez más un drama constante de conciencia social y de películas mediocres que pretenden ser profundas metáforas filosóficas (noooo, no me refiero a The Dark Knight… qué va…)
El problema de Wanted es que para que te guste tienes que tomártela a cachondeo, de lo contrario el cabreo puede ser monumental, y la cara de gilipollas, importante. Porque Wanted no es ni puede ser considerada una película seria, no creo y de verdad lo espero, que ni siquiera sus creadores tuvieran como idea primigenia hacer un film de culto, ni tan sólo normal, diría que tampoco al uso. Wanted es una paranoia surrealista con momentos realmente delirantes, que sobrepasan la fantasmada y a menudo llegan al absurdo, pero que nunca nos venden como algo “real” o “posible”, y eso es lo que la salva de la estupidez y la falta de respeto más absolutos.
Voy a explicar lo del telar. Parece ser que hace miles de años unos Tejedores con altos conocimientos de álgebra y un pelín de mala leche descubrieron un código oculto en sus telares. Una hebra arriba o abajo en el patrón y ala, por sus santísimos lo convertían en un código binario y de ahí sacaban un nombre. ¿Y qué hacemos con él? Preguntó uno. ¿Le enviamos flores, una tarjeta de felicitación por salir en el telar, le fichamos para la Liga de Tejedores? El más listo –o el más bruto, vete a saber- le contestó: Pues nada, será que hay que matarlo.
Y de eso va la película, sale un nombre y Morgan Freeman, que es Dios (nunca mejor dicho), le encarga la ejecución a uno de sus secuaces, que viven manteniéndose del aire y de unos chuletones enormes que almacenan debajo de una fábrica de bufandas y se dan baños de leche cortada en lo que esperan saber la identidad de su nuevo encargo. Una vida interesante de narices, vamos, para alguien capaz de hacer virguerías hasta con la punta de un lápiz.
Uno de ellos la palma y reclutan a su supuesto hijo. En una primera media hora chanante los guionistas convierten a Morgan Freeman en Obi Wan y copian sin pudor, plagian, imitan, calcan y roban los diálogos y casi las escenas del Episodio IV y nos lo ensartan sin anestesia ni nada.
Un joven Jedi que se pasó al lado oscuro fue quien traicionó y asesinó a tu padre.
Luego le da la espada, digo la pistola, que fue de su padre, le cuenta que son una especie de hermandad de elegidos que velan por el equilibrio en el planeta, que tienen un no sé qué que qué sé yo especial en su cuerpo que les hace ser mejores, más rápidos, más fuertes, dominar la adrenalina y tener pulsaciones de hasta 400 latidos por minuto –toma ya-, además de fliparlo con una pistola en las manos.
Sólo le falta decirle que el enemigo es un tipo que se hace llamar Emperador y que quiere construir una cosa así como una Estrella de la Muerte, pero no, en esta peli los Jedi son los malos, son asesinos –recordemos, a las órdenes de un telar, jajajajaja- y el enemigo es el tal Cross, que se pasó al lado oscuro, digo, que se salió de la Hermandad, y ahora quiere matarlos a todos, el tío rencoroso
Todos los que hemos visto La Guerra de Las Galaxias, nos podemos imaginar la supuesta “sorpresa final” más o menos desde el minuto treinta y dos, uno después de la charla de Obi Wan, por lo que la última escena en el tren nos la sopla y sólo nos puede parecer una tomadura de pelo y un descaro desvergonzado e irreverente.
Resumiendo, los Jedi reclutan a Luke, y le adiestran para vengar a su padre. Le entrena una especie de maestro Yoda que está mucho más buena y tiene los labios de silicona, y cuando se da cuenta del pastel vuelve armado de ratas y se los ventila a todos en una escena redención/inmolación de lo más ridícula. Sólo al final sabremos que Obi Wan es un caradura chapucero y que Luke tiene una puntería cojonuda.
Lo mejor de la pelí: La jefa gorda. Las hostias como panes. Las escenas de la vida de Luke fuera de la Orden Jedi.
Lo peor: Algunas personas no sabrán entenderla, muchos en el cine se quejaban con cada fantasmada y supongo que más de uno pensaría en largarse. Yo, por mi parte, cuando fui a ver Superman no me sorprendí de que volara, así que…
Lo peor 2: Que penita da Angelina. Que alguien le pase un bocadillo de panceta a la pobrecilla.
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